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-310- la atención del lector, para que vaya, siu mis considerandos, obteniendo de sus propias reflexiones, las consecnencias: «Varsovia 15 Febrero 83. Querido Baldomero: He recibido tu carta y te doy las grncias por las buenas noticias que me das de nuestro pueblo. Yo voy á regresar á París paso.do rnafiana, pero nada mlls q u~ de paso, pues el l.º de Marzo doy principio á mis conciertos en Londres y pro– vincias de Inglaterrn, en donde permaneceré algún tiempo. Nada tengo que decirte de particular; la suerte continúa sién– dome fa\'orab le, .\' he navegado viento en popa todo el invierno por Alemania y Rúsia. En cuanto A lo de St\11 Fermin, ya sabes ttí y todos los navai·i·os que estoy dispuesto á todo lo que se me mande, menos á oil' habla·1· de dinei·o. C011sidero como mi debe1· conti·ibuii' poi· mi pai·te al éxito y populai·iclad de imesti·as fiestas, ve1·0 me i·epugnal'ia que fuese de ot1·a manera qtte de un modo desinte1·esado . E1, CARIÑO QUE ME DE· MUESTRAN LOS NAVARROf:s, ES PARA M[ MUCHO MÁS QUE 'l'ODO EL ORO DEL MUNDO. Me alegraré continueis sin norndad; escribeme á Paris, y man– da lo que quieras á tu primo, Pabio Sai·asate. • E l amor á su Pamplona, el cariño á sus paisanos, las an– sias por arraigar entre nosotros el diviuo arte de fa nn1sica, ese arte que á Navarra ha dado tantas g!Orias, esos puros y no– qles sentimientos de los que Pamplona está ·obligada á. tomar muy buena nota, desplegaban las alas de aquel nobilísimo co-· razón, para transportar á nuestra compañía y poner en n ues– t ros brazos al artista genial é insuperado, al Rey del violín, al Soberano del Arte, que después de reservarnos tan puros afectos, nos ha legado cuantiosos dont!s y las más delicadas pruebas de su grandeza de alma. ¡El cielo le premie con lar– gueza infinit.a, tanto patriotismo, genei·osidad tanta ! Por este año ó el de 1885 fné cuando accediendo á ins– tancias de la Sociedad de Sa11tn Cecilia y á rnegos de algunas personas notables de la ciudad de Tndela, marchó á dejarse escuchar en dos audiciones de carácter benéfico, acompañado por aquella agmpación musical, durante las fiestas que en ho– no1· de Santa Ana celebra en fines de Julio la hermosa ciudad ribereña. Muy ngasajado y ovacionado por corporaciones y particu– lares, se reintegró á Pamplona pocos días más tarde, para en unión de sus parientes é íntimos trasladarse á San Sebastián á primeros del mes de Agosto. El pueblo tudelano obsequió á Sarasate con una plancha de plata conmemorativa del acontecimiento, y dos coronas de

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