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-10- frases bastante ~igniiicativas para expresar el senlimiento c¡ue en loo.los dorni· naba. Rodeado de varios amigos en el pasillo del Teatro ceMraugu5laa o. un an· ciano ilustre, un benemérito general relirado, que es una verdadera crónica viviente, y cuya com•ersació.1 es siempre un ameno y deleitable magisterio, hablaba del "gran virtuoso,, cuyas melodins habían acariciado nuestro3 oídos con nceulos que tenían algo de angelicales. Y el viejo ~oldado que hoy vive cons:igrado al cultivo de las letras decía: "¡Cuánlos amables recuerdos y dulces remembranzas despierta hoy en mi este hermoso concierto!..... Era allá por los afios de 185..... Era yo entonces oficial del arma de artillería, de guarnición en Corui'8. En la pinloresca ciucl11d ga– llega se enconlraba el regimiento de Murcia, de cuya banda militar era el padrn de Sarasate músico mayor. Un día, en QI curso de la conv~rsación habida con varios ofi.:i.tlP.~ amigos suyos, nos dijo:- Mi hijo, que no cuenta aún once niios, sab~ ya tanta música corno yo; ¿qué digo tanta~ sabe mucho más que yo. El 'pueu~ darme lecciones á mi, que he ~ido su maestro. Seria cosa de mandarlo al extranjero i\ · que, ba– jo la dirección de eminentes maestros, perfeccionara sus estudios en el violín. Creo firmemente, y sin que la pasión de padre me ciegue, que llegaría á ser una verdadera notabilidad. Pero ¿dónde tengo yo los recursos necesarios? Si fuera posible organizar aquí un concierto en beneficio suyo, tal vez pvdrht in– tenlarse la realización de mis deseos. -Se organizará el concierto-rcsponJimos á coro los que le escuchába– mos. Y, en efecto, se organizó: Un muchacho de espesa y riuda cabellera apa– reció en el escenario del teatro con el violln en una mnno y el arco mágico en 111 otra. Desde los primeros compases, el púhlico selecto y numerosísimo que llennba el teatro quedó mudo de asoml;ro. Aquel niño er .l un genio. Aquel to– car resultaba una maravilla. El concierto fué un exita:o, y 103 rendimientos co· piosos. A los por.os días, el hijo del músico mayor del regimiento parlia para ~la dríd. Lo demás y11 lo saben todos ustedes-terminó diciendo el ilustre y ancia– no general." Acudieron al concierto acompanados de hi noble Seiiora antes citada Jos Duques de Montpensier, on cuyo honor se celebró la fiesta, quienes con admiración y deleite prodigaron al pequt:no violinista, toda suerte de aplausos y justas felicitaciones. (a) Seguidamente y por iniciativa deDon José Oourtier, dié1·onse en Ferro! y Vigo por el joven violinista dos audiciones con éxito mo· ral y material, retornando á la Coruna padrn é hijo, con la ilusión consiguiente á la proJ(imidad del bien anhela.do. La Condesa de Espoz y Mina insistió en sus espontáneos ofreci– mientos bns\a verlos admitidos, y con equipa.ge , si grande de espe· ranzas, 1)0 tanto como á luego fueron las realidades, salieroo de Ja Coruna la virtuosa madre D." Francisca Ja.viera Navascués y el jovenzuelo Pablo Sarasate en dirección A Madrid. · No cruzaba todavla los campos de Castilla la locomotora emble– mática de los grandes progre11os del siglo xrx, resultando por tan- (•) Cundo 101 Duques de Mootpeosicr, ll•m•r<>n al ni~o á su presencia, Don Miguel le acomvanó, advirtiéndt.le que debía d1.rlu el tratamiento t1e Altna¡ pero la recomendación p•– t.e.tna no quedó imp1ea1. en la imaginación del pequei'io $. trua.te, quien de b11enu i primeru habló de 16á101 Duques; el p•dr<1 trató de reprenderá au hijo, pero los Daquu á quiene1 habia hecho gracla el mocito, lo pusieron do pié sobre UOI\ tilla y lo preaentarou á las persona.e de au téquito, con la siguiente frase-: "ea microac6ptco cate nillo, pero andando el tiempo, má• ¡>e<tue~o sera el mundo para él.• (Charle• Joly.)
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