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-306- fianza y el derroche de ingenio, en los cuentos, historietas y frases que se hicieron, especialm1.>nte por el agasajado y los Sres. Arrieta y Zabalza , trinidad insnperacfa en gracia, encan– to é inventiva, para ocasiones semejantes. De esta suerte, y cultivando música de los grnndes maes– tros, con estudio y trabajo intensivo y constante, el alío 1882 los conciertos r~v1sten y en realidad alcanzan un relieve y una importancia de orden principalísimo en Espafía, bastando citar el hecho de que en ellos tomarnn parte D. Manuel Pérez, Di– rector de la Orquesta del Teatro Real, D. Ruperto·chapí, emi– nente compositor, y los Maestrns navarros D. Emilio Arrieta, D. Dámaso Zaba.lza, Guelbenzn, Gaynrre y Sarasate. Comen– tar ahora aquellas solemnísimas sesiones musicales sería. pro– lijo: á la vista tengo programas y críticas encomiásticas y al– hagadorns que si transcribiese ú estas páginas, ocuparían buen m1mero ele ellas: prefiero hacerme eco ele impresiones propias, que, indelebles, conservo de aquellas excepcionales sesiones musicales, t'micas tal vez en la historia del arte pátrio, porque al número elevado de autoridades musicales, ha de agregarse el caracter de familiares-poi· decirlo así,- que expontánea– mente, sin prévio acuerdo de ejecutantes ni auditorio, se les imprimió: aquello fué un toeár y cantar á porfía, intercalando caprichosamente lo clásico con lopopular en hermoso desorden, siu esperar á peticiones del público, perdida la. noción <le! tiempo, del lugar y hasta de la seriedad; un pujilato de facul– tades cual no se ha visto otro¡ una mescolanza lo mas hetero– génea posible, una bacanal sin orden ni plan; y esto, soste– nido durante los cuatro días, de suerte que no parecían .:!on– ciertos, sino un desborde de nJegrfas, una rebelión musicnl del olimpo, ó la sublevación general de los coros angélicos. Aquella Ave María de Go11nod, qneenSanSebastián el año 1880 cantaron Gayarre con las cuerdas de su garganta.: Sara– sate con las de su violín y Guelbenzu con las de sn ,piano, se repitió aquí bajo la batuta de Anieta, dos días¡ y tan pronto Gayarre.cantó el « Spii to gentil,,, como Sarasate ejecutó el .Nocturno; y á continuación tomaban parte todos ellos en la. eje– cución de habaneras, zortzicos, jotas etc.; para mientras el te· nor descansaba, tocar Sarasate el f'l'imer concierto de Sain·Saens¡ y mientras se daba reposo al violín, cantar Gayarre la Ro· 111a11za de Don Gioi·ani y seguir con un número de Purita11os, para continunr Sarasate con su Fantasía de Carmen, infafga– bles, complaciente¡:, gozosos, satisfecbísimos, cl{rndonos hast¡~
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