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-301- Sus fa11/asfas bohemia, de Freychntz, del Fausto y de Carmen-La Suite y mottu perpetuo, de Ratf-Melancolía de Pnme-L~ Appassionc~tta de Wieuxternps-La l11trod11cción y Rondó cazmchoso de Samt Saens.- La romanza Svenclsen-Los conciertos de Moz:nt, Mendelssohn, i\fox Brucli, tViena"·ski, Lalo, Saint-Saons y Beet.hoven.-EI ca¡n·iclw ele Guiraud- La melodía V<ISCOl1!J(lda-La leyenda y mazurka de vVienawski-Sus aires escoceses, rusos, bohemios, eslai;os, andaluces, jotas, zorfzicos, muii'ieiras, zapateados, habaneras-El hada de amoi·-Su funtasfa del "Don Juan", de l\lozart-Su 1·0111at1za ':Confidencia,,-- Reverfe– Sonala:s de violín y solo de Bach-Andante de la sonata á Kreutzer de Beetboven- Fantaslas de Otello, de Ernst y otras muclrns generalmente estrenndas en los conciertos de Pam– plona, Chacona de Bacb, obras de Mackenzie, Schobert, Zarciky , etc. etc. T odo ello sin pe1juicio de h~ deslumbradora "Danza delas brnjas,,, del melódico "Canto del t·uisefior". ... . y del inol– vidable "Nocturno de Chopin,, que Sarasate idealizaba maravi– Jlositmente, superando á sn aut<•r, y que ya nadie, nadie, tocará con aquella maestría, precisión y dnlzura; con aquellos do– minio, vigor y ainore; con aquel sonido, nunca igualado, sino es por las angélicas celestes voces que misteriosas acudfan al divino Stradivarius parn desde su mágica conciividad, lanzar en torrentes de sutiles y brillantes acordes, las más dulces y tiernas afa b:rnzas que en las siderales regiones constituirán uno de los atractivos más seductores, compendiando la s11ma verdad, la suma bondad y la belleza suma, emblemas de la ventura eterna. Sería. objeto de otrolibro más voluminoso que el que ocupa ahora al lector, el reseñar aquellas hermosísimas solemnidades musicales; y como además me propongo relatar en cada fech!\> otros acontecimientos memorables de la vida de Sarasnte. du- 1·ante sus permanencias entre el pueblo amado, prescindiré de comentar aquellas, con lo cual evitaré también que se juzguen mis elogios hijos del apasionamiento; queden esos para qnie-· nes, con aptitud bast:rnte y sin la pasión de compatriota, han · escrito ya, hasta agotar el repert.orio apologético, cuanto cabe decirse del más grande de los violini11tas conocidos. Y aseguro que no por lo expuesto ha de carecer de interés est.e prolijo capítulo, antes bien, evitada la monotonía, se han de hr.!lar en él datos curiosos y de índole variada, que ansío sean de gran complacencia para el que leyere estas p~ginas. Noventa y tres conciertos dados, gratL1Ítamente todos, por Sarasa.te en su Ciudad nativ11 1 é innumerables agas11:jos recípro-

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