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-2~18- . tud que en Sarasate brilló siempre esplendorosa: la gratitud, condición á la que si aplico aquel concepto, lo hago por lo es– carn que va siendo en la lrnmanidacl, cuyo pe~ado más fre– cuente viene siendo el de la ingratitud cn todos los órdenes. Pel'o-se me objelará - ¿t.anto debía Sarn~ate á Pamplona, como para llega!' á los extremos que su vida nos presenta en favor del pueblo qne le Yió na cer? Cierta111e11te, no hay relación entre los mereéimientos y su correspondencia : muchos hijos de Navarra, en ese mis1110 terre– no del al'te, han descollildo, se han elevado sobre el ordinario nivel, y aunque todos han ostentado con sing·ular predilección su cnalid:id nativa, ninguno ha evidenciaclo en ténpinos y he– chos tan concluyentes el sentimiento del patriotismo. Y ann – que, á la ,·erdacl, 110 todos obtnviel'on material ayuda para su– bir hasta escalar el pináculo <le la gloria, 11lgo110 de ellos debió, en esa medida mayores reconocimientos, circuustllncia qn~ ac1·ece notoriamc:nse 111 nobleza ele aquel cornzón, la magnitud de aquella alma. El sentimiento ele l:i. gratitud obtuvo extraordinario desar– rollo en la persona de Don Pablo: en la primera carta que du– rante su existencia, á lof! diez a í"íos de eda<l, escribió á sn pR.· d re (página 11) comienza con una manifestación de agradeci– miento hacia su primern protectora la Exma . Sra. Condesa de Espoz y Mina; á S. A. R. la Infanta D.' Paz, repite Don Pablo varias veces, qne á la protección de sn madre D.' Isabel II, debe su temprano progreso artístico; ;\ la Diputación de Navan a evidencia. con hechos elocnentcs y sinceras pala– brns su profundo reconocimiento; (i su protector Don Ignacio García pone límites, temeroso de no poder corresponder tanta generosidad; á los ancianos Sres. de L assabathie igualmente contiene en su paternal nyuda; á sus amigos, todos, paga 2 ciento por µno los fa\'o res recibidos; su vida toda es un cons– t:i.nte pregón de reconocimiento; y su disposición tes~amenta­ ri!\ contiene abrnmadora prueba de la gratitud sentida dnmnte su existencia, para todos cuantos le g nardaron fidelidad y amor, para cuantos le ensei'iaron y le ayndarou; para cuantos le sir· vieron y disting uieron. ~. l<\1é pues su pah'iotismo hijo de su g ratitud desbordada, y sa· bido es que ésta no la sienten en tal grado de intensidad más que las alm11s grandes, nobilísimas y gcne1·osas, que como la ele nuestro adorable y adorado Sarasate, dió prnebas <le rayar cual homb re eu tan alto grado ele sensibilidad, como el alean· zfl.do cual artistn.

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