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- 282- misma pred;¡ección con que Je distinguieron los soberanos rn– gleses, rusos, alemanes y austriacos. Una magnífica ngnjit de corbata fné el regalo con que S. ill. quiso demostrar á Don Pablo, la gratitud correspondien– te á la deferencia de éste. Este ohjeto figun:i en el Museo S<\rasate. El 20 de septiembre, á beneficio de la orqnesta del Gran Casino, dió \Hl l'tltima sesión de aquel ai'ío en San Scbastián, saliendo al cl(a siguiente para Billrno. De s11 presencia. en la bella Easo el 1898, (lit1·ú. fé, el si– guiente art.ículo qnt} no quiero comentar porque 110 es menester alaballo dados su texto y origen; s..e....:e..e....s..e.... TE S::CL:S..A..DO. - - -:<>:-- •Si, sel'iores, silbado. Lo sabe él y no lo niega. Se lo he oído mu– chas veces y a.hora voy á decírselo, no en secreto, sino ell letras de molde, para que lo sepil. todo el mundo, al pueblo que le recibe triunfttlmente y le hil. declarado hijo predilecto. Me lo confesó él mi$mo una noche de Agosto, pronto va á hacer doa af\os. Organizábnsc en San SebastiAn nna fiesta en et Gran Ca– sino á beneficio de los soldados heridos y enfermos que regresaba.n de Cuba. Fui comisionado para invitar al gran violinista á que to– rnase parte en el festival, y la misma noche de recibir el encargo, lo .cumplí. Sarnsate se encontraba donde se halla todas ·las noches de verano mientras está en San Sebastián: en la a.cera del cn,fé: de Europa, sentado junto á un velador y téte ti tete de una botella de cerveza bávara. Pasé mis sudores para exponerle mi embajada, no sólo porque hacia calor, sino porque hablarle ttl insigne artista de tocar et vio– lín cuando se siente una temperatura elevada, es un poco ari·ies– gado. Sabía yo que meutarle á nuestros pobres soldados er•• ven– cer sn resistencia, y, sin embargo, le daba vueltas en mi magi n al medio de exponerle mi pretensión, porque et viento Sur ¡el viento Sur de San Sebastián! soplaba como si viniese de los mismísim')s infiernos: : Cu1npliéndose, sin duda, aquel dicho de que lo que los ºartistas no lo s:.ibcn, lo presienten, me dijo Sarnsate, afirmándose los lentes con ese movimiento rápido y nervioso de la mano derecha, ta.n cn– racteristico en él. - -No sé por qué se me figura qne tiene usted qne decirme algo .. -Sí seüor; algo... le contesté, agitando á la ''ez un periódico P,11 forma de il.banico, para ver si el <1.ire del papel le parcela una naciente brisa del Norte. - Grave? -Muy grave, don Pablo. Y redoblé el movimieuto del periódi- co. -Pues los malos tragos, pasarlos pronto, agregó, llen11,11do mi copa de la riqnísim11, cervez1t que bebe.

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