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- 7- Pablito hizo resbalar el arco por vez primera sobre las cuerdas de Ja caja mAgicn, futuro pedestal de su celebridad insuperada, de su inmortalidad indiscutida. Y aquí encaja, para dar idea de ln.s aptitudes demostradas por el precoz violinista, referir cómo el violln del padre enmudeció para ceder paso franco al violin del hijo, según no$ referfa. á va– rios o.migos repetidamente, allá por el allo 18SL, el anciano Don Miguel Sarnsate: estudiaba este un pasaje dificil, merced á compli– cados arpe¡rios, que se resistían bastante ¡\ la regular ejecución; oculto el nifio sin ser visto de su padre, segula atento y callado la lucha ent~blada. por el ejecutante para arrancar al violln la frase musical, hasta que su impaciencia le hizo dar un salto y con la consiguiente sorpresa del maestro, le dijo: •YO ya me atrevo A tocar eso•. Solamente á un hijo en las condiciones deaquel, podia tolerar– se la interrupción, y como castigo h su atrevimiento, se conformó el padre á Ja ositdía. del cliscipulo; trajo é~te su "violln- juguete y en el acto, sin visible esfuerzo, Pablito salvó el ·escollo, sereno, tranquilo y satisfecho.-Aquel dla dejé de tocar mi violln-nos de· cla el viejecito don Miguel enternecido siempre que evocaba ese recuerdo. ¿Cuándo marchó do Pamplona la familia Sarasate? ¿Cuánto tiempo permaneció en su nativo pueblo aquel infantito que habla de g1.tnar merced tan sólo á su talento, el trono del arte?. De los centenares de artlculos que biografiando á Sarasate he leido, nin– guno precisa cuando abandonó su tierra nativa aquella familia; empero, el autor, acostumbrado á la investigación paciente y con– cienzuda, ha apelado á un archivo militar, de donde h~ podido arrancar Ja especie cierta. deque el Regimieot.o deEspalia permaD&– ció en Pamplona durante los anos 1844 y siguien te, figurando en las listas de su personal Don Miguel Sarasate hasta el afio 1846, durante el cual dejó de pertenecerá la guarnición de Pamplona aquella unidad y con ella su músico mayor, por pase (según mis conjeturas) á V t\lladolid; y ésLa.s se afirmo.u con una carta que el afio 1855 dirige desde Madrid á Corulia, la madre al pad1·e de Pa– blito, de la cual entresaco el párrafo siguiente. "El criado que tuvimos en Valladolid estll. oyendo ll. Pablo, hecho una eslll.– lua, aturdido; dice que ya leyó algo en los periódicos, pero que le parecla im· posible.• La~ rev~!:u~t~ condiciones de D. Miguel Sarasate, originaron St~ traslado:á ~antiago de Galicia, en cuya guarnición habla de permanecer poco tiempo, como veremos más o.delante. Con el feliz arribo de la familia Sarasate á. dicho punto surge Ja necesidad de proporcionar un preceptor musical al pequelio vio· linista, porque el padre ha perdido ya su prestigio artlstico, y tan solo le resta la 11utoridad ·paterna. Un joven de 17 anos, coruliés, Don José Courtier, acaba de ob· tener después de brillantes ejercicios, lo. plaza de primer violinista do la Catedral Compostelana, y á éste se confia por el celoso Don Miguel el profesorado de Pablito; mas la fatalidad hace que sea breve la residencia de la familia navarra en Santiago, puesto que A los pocos meses de la llegada, nuevamente el buen Don Miguel

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