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-279- Madl'id: tocó en esn sesión e! Omcierlo <le 1\fendelssohn la l/'an– /asía del Otello (8rnst) y cuanto el público insaciable le pidió: el "Capricho msco,,, "G<rntv del Ru.ise;;vr,,, la <:.Jota del Jl/oli12e- 1'0,,, y el Noctumo de Ohopín.' Conocida fué de totlos su:; ~-.uiigos J,~ sobriedad ele Don Pa– blo, en términos tale:¡, scg·t'm el s... Ibarguren, (uno de sus ín– timos con el que Sat'asate ,·eraneó doce n1ios seguidos en San Seb<1sti;ín) que se le podía mantenel' poi' dos pesetas. El res– hmr1111t donostiarrn titul:iclo "Ln Mallorquina,, fu é algLín tiem– po el predilecto ele Snra'latc; el primer <lía de la temporada de 189.. acudiero11 ambos viulinistas á subscribirse p1wa comet· allá, y Don Pablo se liizo leer el mentí: "Langosta, merluza, lenguados. . . . . . . ,, -Pel'o hombre, para cuando gual'dan las sal'dinas? obser– \'Ó. Sal'asate. Vuelta á. la lectura el <lía siguiente, y nueva exclarunción de Don Pablo.-¿Se habl'án acr.bado las sat'clinas en el Oantá.– bt'ico? Ln. misma omisión el tel'cer elfo., hizo á Sarnsate llama!' nl pt'opietario á quien preguntó nqucl.- ¿,l\Ie quiere V. decir por– que no tienen sardinas en esta casa? - Oh Sei'íor,-replic6 el interpelado - ; ese plato 110 hace honor h mi establecimiento. -Pues á fé-1·ep11:;0 el interpelante-que más honot· hnrú, Saras11te {\ sus sal'diuns, qne el tributado por sn clien– tela á las sal:>as de sn coci11n; y l\(h ·iertn. V. á sus parroqnianos que vengo ;\comerlas todos los días á "La Mallorquina,, . Algunos días después, la demanda de Sa.rnsate había hecho muchos prosélitos en el establecimiento, con gran satisfacción del pl'Opietario y del distinglli<lo cliente. Durante el verano de 1888 celebró dos sesiones en el Cir– co, con h\ cooperación de la orquesta local y de i\Ir. Goldsch– midt; siguieron celebrándose irregularmente todos los veranos diverso número de conciertos, entre los cuales recuerdo por el entusiasmo que produjeron, los tres del verano de 1894, de los cuales el tí.ltimo se celebró ea el gran Casino con la orquesta del mismo y acompai'iamiento de !\fr. Goldschmidt. El hospedaje de Don Pablo durante el verano del año 1893 se hallaba situado en un piso segundo de la Plaza de Guipuicoa; su único compañero de hospedaje, Don Clemente lbnrgm·en fné avisado después de la media noche, con la con– siguiente alarma, por haberse iniciado un fuego en la misma ca~a. Tiempo faltó á Iln\l'gnren parn despertar en el departa– mento inmediato, á Sarnsate, diciéndole:

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