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--268- En el programa de anoche babia para todos los gustos; en Ja priruera pnrte el .Andante y val'iaciones de la g>'lrn sonata :'t. Kreut– zer, para piano y violin, del inmortal Beetboven, obra en Ja cual es donde rayaron ambos artistas á una altura inconcebible. A luego, h\ Sra. Marx nos hizo oir un lmpromptu y llO una ba– lada colllo rezaba el cartel, y después un Vals del ideal Chopin, interpretados admirablemente, asi como una Rr.1opsodia, pot-pourri ó algo así, sobre motivos de aires populares espanoles, que sentimos por patriotismo, sea trabajo de Ja notable a r tista pn,risien. Vino luego el hermoso Go11eie1·to de Mendelssohn cuyo a11dante y a/legro fueron primorosamente ejecutados por Sarasatc. En lt~ segund¡J, parte hubo una. flantasía sobre motivos de •Üte– llo•, que sil'vió, una vez más, para que el gran violinista hiciese prodigios de ejecución, á la que siguieron dos o.bras de 8chubert y una de Rubinstein en las que hizo filigranas la Snt Marx. Por último, Sarasate tocó el Noctu1·110 de Chopin y ia Danza de Las brnjas, de Bazzini, terminando con varios aires populares, en– t.re ellos una Muillefra, que aplaudió <'1 público con entusiasmo:• Del segundo concierto es la Cl'Ó11ica magistral que me com– plazco en transcribir á continuación: •Con un lleno completo verificóse anoche en nuestro cóliseo el segundo concierto de los tres anunci~idos por los eminentes concer– tistas Berta Marx y Pablo Sarasnte; y en verdad que el éxito de esta audición fué, si cabe, superior al de anteanoche. El programa de esta sesión, en su conjnn to más selecto 1\ juicio nuestro que el del primer día, componiase en su parte primera de Ja Suite, magnifica obra de Raff, que tocaron deliciosamente ambos concertistas; del Sche1·zo en si bemol menor de Cbopin, una do las más vigorosas obras del compositor polaco; de Ja Invitación, del insigne Weber, deliciosa pieza en la cual la melancolía se acompa– fia con not11ble originalidad de un ritmo a rrebatador, obras que bordó divinamente la Sra. Marx; y por último, do la primera par– te del Concie1'to para violin del inmortal Beetboven, obra llena do ideas sublimes y profundas, y erizada de dificultades que muy po– cos habrán podido vencer, y en la que Sarasate estuvo á una :\[tu– ra verdaderamente colosal. Al terminarla, el público Jo tributó u1_1~ ov:.íción .estruendosa, á. Ja que el artista correspondió tocando una líndfsim'li. Mazurka, de Zarc.zyky que matizó con delicadez<\ suma. En Ja segunda parte nos dijo el concertista espatiol de no modo solo suyo,, Ja Leyenda y los Aii'es i·usos, de Vieniawsky, y sus Pete– ne1·as, amen de una Mtti1leira y un delicioso zol'tzico que toró á. pe– tición del públi-::o, y cuya maravillosa ejecución premió éste con nu– tridisimas salvas de tiplausos. En esta parte ta.mbien rezaban Jos programas otras dos obras: la trauscripción que del •Buque fan– tasma• de Wagner hizo Listz, y la Sexta Rapsocliade esterománti– co pianista, ampliación magnífica de varios asuntos l.Júnga1·os, na– cidos del alma. En ambas obras y especialmente en la última, que interpretó admirablemente la Sra. Marx, fué donde esta artista demostró

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