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-~66- teando al!'ede<lor del tema. de ia di\nza campestre de Gtilich~, que punto menos que patria es de Sarasnte, ofreeiónos éste un verda– dero concierto pnra vioHn, en cuya ejecución no cabían yn 011\s imposibles. Cernrndo los ojos y oyendo al ejcr.utante, figurámon os estar en pleon romeri11.. Voces humanns, instrnmentos r ústicos, los dobles acentos de In gaita obtenidos en dos cuerdas heridas A In vez, el frotar de las co11clias, el sonar de las za11jol1as, ya cerca, ya lejos; y todo ello oxorna<lo de riqulsimas variaciones, do tóu1·s de force de una eJeeución de la que solo es capaz el genio domin1i– dor del maravilloso instrumento, de escalas do armonias.... y de melodías indescrip1ibles ....Hé aquí la Muilleira de Sarasate toca– da por el autor y acompafüida. al piano por sa s~cretMio Rerr Otto, un alemán quo posee y maneja el castellano, mejor que mu– chos autores de alo<·.uciones. El triunfo-que aquello era yil más que ovación - indescripti– ble! ¡Q,ué aplausos! iQ.ué estrépito! ¡Q,ué terremoto delirante!. Los perezosos y desespemdos que no hablan alcanzado una entr11.da creyeron ver desde la calle tambalearse el edificio. No recuerdo entusiasmo mlis grande en ningún público, ni pal– madas mas recias y sostenidas, ni bravos mñs estentóreos y repe– tidos.• Para terminar, una anécdot.a: Sarilsate oprime el boton del timbre eléctrico de su gabinete en el Hotel. Nadie acude¡ re– pite la llamada con ig ual resultado. Vuelve á colocar su dedo índice resuelto á. sostene1· la presión, hast.a que alguien acuda Por fin com.parece un mozo de cuadra, sncio de cara, manos y ta·aje. El artista le contempla; en su rostro, gesto y adema– nes se lee la imprc>sión; despues do nna pausa larga le inter– roga:-¿Teneis Vcrmouth de 'rorino?- -¿Es algún cnballein1 que está en la casn?-replica el mozo. Don Pablo da un paso atrás; á poco suelta la carcnj<1d1i y des1umada su indignación, promete al mozo no olvidarle, con– tando por el mundo las excelencias de los camareros gallegos. El 25 de Enero de 1896 llega de nuevo Sarasate á Coru– í'ía, y "La Voz de Galicia,, le da la bienvenida en los si~uien­ tes términos: '«Esta noche darA en el Teatro principn.I el primero de sus con- ciertos el eminente violinistn.. · A Sarasate le recuerdan todos en esta Capital, donde no hace tantos anos todavía, se oyeron con deleite y se nplaudieron con frenes! sus maravillosas creaciones. Parécenos estarle viendo salir al balcón de-1 Hotel de Europa A r ecoger las aclamllcioncs de una multitud entusiasmada, eu noche en quP, le obsequia.bit el pueblo con una serenata después de haber– nos obsequiado él con los prodigios de su inspiración y de su arte. La Corulia ofrece frecuentemente al observador esas muestras de su sencillez y de su pureza septentrionales; amante apasionn.– da de la música como todos los pueblos cantábricos, tributa su

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