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-26-!- niismo ni acontecimiento local d e aquellos días;: con respecto al pasado de Sarasate se expresó en los términos siguie11tes: •Fné en este mismo coliseo de la plaza clo San Jorge y en una func:ón solemne, el ano 1852, cuando tocó admirablemente en pre· sencia de SS. AA. RR. Jos Duques de ~1 onrpensier. El padre del nifio le habla reiteradn que diera el tratamiento de Altezas á los Duques, por ser Infantes de .Fspafia: á l\!Jai·tin 110 se le olvidaba una sinfonla que oyera, un aire popular que rozam , siquiera fuese ligeramente, su fino oldo; pero tratamientos que no tienen representación en el pentagrama......... ¡Q,ué cosa tan dificil de retener en su memoria! En 1857 contaba trece alios de edad y llevaba ya dos, estudhin– clo en el Conservatorio de Parls, donde ti dinrio cnicia el asomb1·0 ante aquel prodigio que el mismo afio ganó su primer premio on la. capital de Francia, entre terremotos de apla.usos. De poco más de dos nlios vino il La Coruna Pablo Sarasate (ya no le llamaremos Mnr1ln, respetando, sombrero en ma.no , su nom– bre de arte), siendo el asombro de las gentes aquel gra11d' homme a~ poche como deria el Duque de i\Iontpensier, que había hecho su debut. en 1851, en un concierto en cnsa de In Sra. Condesa de Mi– na (aya que fué de Isabel 2. ·¡, A quien con todo encarecimiento l'e– comendó más tarde aquel nifio ex traordinnrio, quo A los ocho afios tornba mejor que algunos profesores á los treinta. La mndre del joven violinista, futuro Rey del violín, mostri\ba· se muy apenada porque no bien rayaba el din., lanzábase 1:111 hijo de Ja cama, cogla el violin, abria el cuaderno y estudiaba con ahinco y sin descanso. ¡ Ln amorosn madre temla que se le mu– r ieralo Refiriéndose á la presencia de Don Pablo en La Coruiia, escribía el mismo periódico las siguientes líneus: •No es ilusión forjada por el deseo : le tenemos aquí, entre nos– oh'os, y los mágicos sones de su Strndivnrius han electrizado ya durante dos noches 1\ los amantes del divino nrte. Parécenos todavla., evocando recuerdos de los hermosos días de su juventud, contemplar ASarasate niílo, maravillnndo con las pri– micias de sus dotes artísticas á la Reina Isabel..... . Remontándo· nos aún más allá, creemos Yer ASarasa.to párvulo, con su cuarto de violín debajo del brn:r.u, dirigirse por Ja calle actual de la Ala– meda á casa de su nrnestro Don Bias Alrnrez, primer violln de la orquesta de nuestro teatro principal, en cuyo ámbito retumbaron los primeros apla.usos tt·ibutados al entonces liliputiense artislii, y en dC1nde acaban de resonar tempestades de bravos, aplausos y palmadas, desde todas las localidades altas y bajas, en honor de él al presente, prodigioso arlistn., llamado con justo título, Rey de los violinistas. Desde la época Aque uos referimos y por espacio de bastantes alios después, Snrast\te, Aquien por haber venido tau pequelio en· tre nosotros, debemos cousiderar como corul'lós de adopción, ha hecho estudios profundos, ha vencido dificultades inmensas, hn lo· grado \!escollar por encima de los primeros concer tistas del mun·
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