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-2fl3- renombrada escritorn D.º Emilin Pardo Bnzán, muy cercana á mi asiento, materialmen(e trituró gua11tes 1 gewelos, abanico y pañuelo con sus frenéticos aplansos. El recorte siguiente, muy bien escrito en verdacl, me relc– vn de otro~ comentMios: - -:•')-:-- •Cuando el geni(l.l artista, ncl(l.mado con delirio por nuestro pú– blico en las noches del SÁ.l.mdo y domingo, nos dej11bn oír las ale– gres y retozonas notas de In l\li1ilíeil'a, pnrec!nnos que ese hermo– so airo regional ndquirlu mayor relieve y nlcnuzabn á. nuestra vis– ta más sólidos méritos. Sarasate todo lo di\'iniza y todo lo ngrnnd1i con su primorosA. ejecucióu, no igualad:i.. ¡Qué hermosa it111inefr(I aquella que salía de su incomparable violfn, en notas clarlsimus y desordenadas que se atropellaban unas A otras como si quisiesen disputarse li~ primnci¡i de recrea1· Jos olJos del nuditorio ! Oyendo á Sarasate tocar !.i ilftti l'ieil'a, compréndese todo el vn– l'lr de nuestra. música popular, juguetona l1 veces como niño tra– vieso, y á veces lánguicl:\ y melancólica como si quisiese sintetizar en sus combinaciones h~ monilía que atnraza á nuestros paisanos lejos de esta tierra. ¡ Ln Mui11eira por Snrnsnte! Todo cu.rnto hay de poético en nuestras marinas y en nuestras rins b:ijns; todo cuanto existe de alegre y de nnimndo en nuestros pueblos 1·iberel'ios; ecos de gaita que i\. lo lejos S\l sienten, rumores campt:siuos que inuudnn el valle, notns de tamboril qu'e suenan con ordenado compás, coro ele gil– gueros que c¡intan en la nrboleda, sonido do za11.jol1as que nniman y alegran lns fiestas populures... .. todo eso que es cnracte1:1stico de nuestro país, hízolo oír el gran artista en nuestro tentro principal en les dos conciertos últimos que ha celebrado. No fué una Muil!eira adulterada la que tocó Saras:i.te . De su cé– lebre violln solo salln. música g1\llega, legltimii, enxebre, genuina– mente nuestra:.... ¿Cómo no habría de producir entusiasmo y deli– rio en la concurrencia? Aunque Sarasa.te hubiese \'ivido constantemente en nuestr1i. tierra y hubiese p1·esenciado nuestras romerins, empapando s u gé– nio artlstico er. lns e,,riginnlisimas variaciones de nuestra música popular, no cabria exigirle mayor perfección ni más exquisita pro– piedad en la interpretación de los aires gallegos. ¡Qu~ hermosa llluiftefra Ja que toca Snrllsate con su insupera– ble maestría!• Del periódico • 1 El Anun ciador ,, qlle se pnblica en la capi– tal gallega, t,ran8cribo retazos de las crónicas dedicadas por el

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