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--4- nante, idolatrado, secuestrando nuestras facultades y cautivando nuestros corazones, as! fuera, como dentro del solar nativo; .Ypor fin su óbito terreno para ascender, como él decla •al paraíso de los artistas•..... As! pues aunque Amuchos de mis lectores poco ó nada nuevo les diga mi libro, A todos les reverdec~rú la memoria y evocara los recuerdos de mi biografiado, fortaleciendo el monumento de afecto que sin duda le teueis erigido en vuestros pechos; y tal vez en las veladas familiares, leyendo y comentando estas páginas, trasmi– tais Asucesivas gcnemciones la aureola de glorin que, al morir Sarasate para los hombres, rodeaba su nombre venerable. Los albores de aquel nifio prodigio, siquiora ofrezcan destellos más refulgentes q\le en In generalidad do rasos anAlogos, rn;> difle-· ren en conjunto de los que ncompnüan A tnntos otros tiemos seres qne parecen tr<\Or sobre su frente In estrella. de predestinación ar– Ustica: •notabilidades caserns• todos hemos conocido en buen nú– mero; interroguemos Anuestra momorin, escudrifiemos hasta re– trooedcr á nuestra infancia, y todos hallaremos replegados casi en el olvido ya, algunos nombres que luego han sido otros tantos frn– casos. De Jos nil'ios prodigios se puede decir con el texto sagrado: •son muchos los llamados, pero pocos los escogidos• ; digo esto, tan solo plWa que quede cefiido el principio de esto libro á su reducido inte– rés: et de meras curiosidades, que ningún valor tendrían, si mi biografiado no hubiera sido de los •escogidos•; si Pablo el nino, no hubíese llegado á ser PABLO EL GRANDE. Ilusta el 8 de Diciembre de 1857, la biogra.fia de Pablo Sarnsa– te, no pasa de ser la historieta de un nifio admirable y admirado, que en la primero. etn.pa de su exist"6ncia., deja entrever.felices dis– posíciones naturales, intuición clara, facultades singulares. preco– cidad artlstica; todo eso y mAs, si a.si se quiere, evidenciaron !ns públicas audiciones y como secuela. de ésto.s, los entusiasmos uná– nimes de cuantos gozaron de las primicias de aquel talento tan grande, encerrado en aquel ser tan medrado y enteco, flsicamente considerado, como que muchos temieron, y su padre el primero, se agotarla naturaleza tan pobre, en Ja ruda lucha que le esperaba antes de llegar á ser algo notable en las esferas del arte. Despué.s de aquella fecha, el soplo divino se manifiesta CAdt\ vez mfls esplendoroso, y con rápido paso y certero rumbo, se le ve camínar á la cima de Ja gloria; entonces pudo asegurarse que 811.– rasate serla el asombro de sus contemporáneos y que los ténues destellos de su infanciii, eran el germen del grande ai;tro que he– mos admirado enLre Jos mayores en el cielo de Ja música. La mayor disparidad rninn en las fechas que revistas y porió– dicos sefialan como dla del nacimiento de Pablo Sarasate, Atal pun– to que una incógnita Senora que escribió por el afio 1B78 lige– ros apuntes biográficos del entonces genial violinista, yerra en tres anos al estampar aquel dato. A la. afirmación me atengo de su padre, Don Miguel Sarusate, con cuya amistad me honré y de cuyos labios tengo oído varias veces que su hijo, único varón descendiente de aquel, había naci– do el 10 de Marzo de lW, dfa de San Melitón, Ala madrugada, 011

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