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-2L4- do de cansn.ncio, con la Jota, que tanto agradn. en las alturas. Veinte veces fué llamado Stu-asate 11.I p[l,lco escénico, y aun hu– biera estado saliendo si con muy buen acuerdo el maestro Bretón no hubier;i, empezado con la grandiosa <<fllaN:lta de Tannha1t.ssel',• de Wagner. El concierto, pues, ha sido el mejor de !tt temporada. Gracias tí Bretón que dirige bien, por habernos proporcio1rndo que este afio oyéramos al célebre Sara~ate, que desearnos n1elva á Madrid en otra temporada, pues puede tener Ja seguridad de que los dille– tantti, sus paisanos, uo han de olvidar al c:oloso SarnsMe. Antes de concluir estas lineas, hemos de desmentir una noticia que dias pasados dió un apreciable colega . . No es exacto que el •Stradivarius de Pablo Sar,isate• esté des– tinado y comprometido para pasar en su día á un Museo de Lon– dres. El STRADIVARIUS irá á parar á Pamplona,, que fué la di– chosa cuna de este genio sobrenatural. • Inmediatamente salió de Madrid, pam encontrn rse cnat.ro díns más tnrde en la capital del Reino Unido, en la c unl y en algunas provincias tenía contraídos compromi8os lrnsta el lílt.i– mo día del mes ele Mayo. De regreso de Londres y provincias iuglcsas, reapareció el auo _1886 en la capital espailohi, y celebró dos memoraules ·conciertos que más propiamente 11amaríamos se::;ioues, puesto que 110 se hizo mas que músifüi de camera en esas dos reunio– nes, la.s cnales tuvieron lugar los días 19 y 27 de J nnio, Te1'– minadas que fueron, Don Pablo salió de la Corte para acudir á las fiestas del nativo pueblo. · Al año signiente, reconocido Saras&te á las grandes defe– rencias que el pt'iblico madrileño le tributnra en lns OC<lsiones que dejo reseñadas, cooperó á la brillantez de los conciertos que Ja misma Sociedad celebró en la primavera: ele V387 , bajo la batuta del aplaudido y renombrndo Maestro Bretón: ele aquellos tan solo mencionaré la ejecución del Concierto en mf menor, de Mendelssohn, con orquesta, donde estuvo á una al– tura insuperable, rayando en lo inconcebible; y" la Baladlt y Polonesa de Vieuxtcmp~, también con orquesta, donde mereció sin hipérbole el calificativo de sobrehumano. Como de costumbre se prodigó luego, acompañado por el simpático y fraternal Sec.retario Mr. Golelschmit. Las indelebles impresiones que en el público madrileño hl\bían dejado los conciertos reseñados, dieron lugar á que sq.s colegas de la Corte intentarnn nuevas visitas del eg1·egio artis– ta. L as gestiones conducentes á lograr tan apetecido fin, se re: fleja11 en las tres cartas que á continuación inserto, cuyo resul– tado fué la comparecencia de Don Pablo en l\fadrid para coo·
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