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-184- que artista alguno haya alcanzado en Italia, reconoci éndose por todos los concunentes que á pesal' de sus 63 años, Sara– sate, lejos de decaer, brilla cada vez más refulgente en el cielo del arte, donde no hay quien le iguale. Aclamaciones entusias– tas seguían á cada ejecución; en términos tales, que aun des– pués de seis regalos, extr!lprogram!l, nadie se movía de su asiento, como si aquella sesión hubiera de ser permanente. Compartió la gloria de aquella noche con Sarasate, su ad– mirable colaboradora Mme. Berta Marx, que en la overtura de la 29 tocata de Bach, en la Pastoral de Mozut, y el Estudio– vals de Saint-Sa~ns, lució :su expresión elegante, su intt:lrpreta·· ción inteligente, su técnica perfecta, y genialidad ~xquisita. Finalmente, también á Mr. Goldschmidt alcanzó la pública satisfacción de aquella velada sin par en los anales músicos ae Génova. A fines de Febrero del referido último año, " El Demócrata Navarro,, resumiendo las to1wnées que constituyeron la cam– paña de Sarasate de los 5 meses últimos, publicó una crónica muy detallada que por lo interesante me decido á insertar, con– fiado ha de ser gustosamente leída; dice así: •Son notabilísimas las crónicas musical<'s que, todos los perió– dicos artfsticos de las grandes naciones que va recorriendo el ilustre Sarasate, le dedican, y á su ilustre acompafiante Sra. Marx Goldschmidt. · Las ovaciones en la patria de Pa.ganini, en 111iliín, Génova y otras ciudades italianas, h11.n sido superiores á la mayor exagera– ción. Hoy es, sin duda alguna, nuestro paisano, ol más grande de los violinistas modernos, incomparable, que, si alguna comparación cupiera, lo fuera. con el inmortal Paganini; mas ya la sanción del inteligentísimo público de Italia y en estos momentos el tirolés de Salzburgo, patria de Mozart, confirman la superioridad de Sarasa.– te sobre Paganini, que fué en su tiempo asombro del mm1do, y quien con su talento y genio, descubriera en el violln secretos mis– teriosos que le hM colocado en el primer puesto entre todos los instrumentos músicos. A primeros del mes de Diciembre último Bélgica aclamaba á Sarasate como el Rey del violin, y decía de él que su arte era ini– mitable é insuperable; y ésto, expresado asi en la nación qne cuen– ta á tan eminentes arti~tas como lsaye, Vieuxtemps, Beriot, etc., ern el complemento de cuantos elogios podian hacerse á artista al– guno. Et juicio crítico quo ha merecido ahora en Suiza. Italia, Austria. y en la actualidad en Alemania en el giro que continúa, de día en dla. más fantástico, es ya el mayor que puede hacerse, y el complemento, sin duda alguna, de todos cuantos triunfos h!\ lo– grado Sarasa.te en su larga y gloriosa carrera.• . Hace pocos dlas, •Il Secolo XIX• de Génova, describió el pri– mero de la -série de los hermosos conciertos que han tenido lugar
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