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-182- . Aun cuando en esta década últin1a de su vida, Sarasate frecuentó sus correrías por Italia, más que en las dos anterio– res, me veo forzado á omisiones para uo dar excesiva propor· ción á este capítulo. De su paso por Italia en fines de la laboriosa y, como po– cas, triunfal campaña de 1907 á 1908, hallo en la prensa los datos siguientes qne resumieron "El Eco,,, "El Diario de Navarra,, y "El Demócrata Nava1'!'o 11 : •Hace pocos dias, Génova y Milán llevaron su asombro á lo in– verosímil; y Ja prensa toda, al confirmar la critica de los públicos belgas, comparaban á Sarasa.te con el inmortal violinista Pagani– ni, el prodigioso músico cuyo talento extraordinario Je hizo descu– brir en el viol!n secretos rle inapreciable valor artlstico, hasta ele– varlo al límite·de grandiosidad que hasta. entonces se desconocfa. En la patria de Paganini, ha recibido Sarasa.te en los primeros días de este mes la sanción del juicio que mereció en Bélgica; y, aclamado ya por todos, como el más grande de los violinistas con– temporáneos y superior á Paganini, ha llegado al no más allá en el arte.• Desdé Milán escribe á, su amigo Julio Pascual con fecha 1 cfo Febrero de 1908, y su cariño por aquella hermosa pátria del arte, sé ·refleja en una frase, saludo que no reservaba para todos los países que recorrió en sn larga peregrinación artís– tica: · "¡Viva la hermosa Italia!,, ¡Quién le anunciara sería aquella la última visita que hi– ciese á un país donde tantos triunfos tenía cosechados! Y vuelve á repetir el saludo cariñoso en la siguiente Mrta que dirige á Don Alberto Hnarte: •Mil1:1no 1 Febrero 1908. Esta t.ard~ salimos para Génova: dos conciertos en el Gran Teatro. ¡Viva la bella Italia! Su amigo, Pablo Stwasate.» Aunque lacónica, puede irse constituyendo una crónica con las cartas que telizmenttl conservan y me han cx;1ibido sus íntimos, especialmente el S1·. D. Alberto Huarte, á quien dirige la siguiente:

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