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-178-- tro idolatrado compatriota ha dejado grabado con indelebles caracteres su nombre venerable en las páginas de la historia musical del mundo. Acudió entonces á mi memoria lo que acontece con el pia– no del inmortal Beethoven, custodiado en Bonn donde nació el 17 Diciembre 1770 el gran compositor. Acuden muchos visi– tantes al Museo de este coloso; rara vez osan estos poner la mano sobre aquel tecladt>, conceptuando una verdadera profanación hacer vibrar aquellas cuerdas que con su mutismo acompañan la paralizacióndel cerébrnprivilegiado quelas animó en otro tiem– po y las arrancó aquellas inspiradas melodías, encanto y asombro de las generaciones .subsiguientes; una vez, sin em– bargo, aconteció que cierta joven tan irreflexiva como despo· seída de facultades pianísticas, quebrantase la respetuosa cos· tumbre, y á luego de terminar una breve sonata, interrngó ~ al guardián de esta snerte:-¿"Todos los que por aquí desfilan, tocan este piano? ,,-"Oh, señora-replicó sériamente el ce– lador-tan solo lo tocan algunos que no conocen las obras que Beethoven concibió con a.yuda de ese instrumento.,, Este recuerdo vino á darme en parte Ja clave de la omi– sión por mi adverlida; pero siempre quedaba en pié ante mi curiosidad, qué había opinado Sarasate, qué impresión había sacado de la visita. sin duda, hecha al famoso violín, alguna de las varias veces que se detuvo en Génova, en sus tournées ártísticas por "la bella Itafü.,, como siempre la denomina en sus cartas. A poco llega á mi poder una hermosa crítica del P. Lnis Villalba, inserta en "La Uiudad de Dios,, en la que encuen– tro un párrafo referente al caso y someto sin pérdida de mo– mento á la censura de mi amabilísimo Mi-. Otto Goldschmidt, cuya autoridad no puede tener rival, ni permite vacilaciones. He aquí la noticia, segnida de la información que me suminis– tró el que foé confidente sin reservas durante 32 años del in· tachable caballero D. Pablo Sarasate, y cuyas declaraciones son artículos de fé por la autoridad indiscutible y formalidad ejemplar del inteligente compañero: •En Génova, el Municipio de Ja ciudad le ensenó el violin.do Paganini, por nadie tocado desde que falleció aquella eminencia hasta el momento á que nos referimos: Sarasato fné invitado á to– carlo, invitación que con sumo gusto aceptó D. Pablo, quedando maravillados cuanto~ le oyeron, sin sustraerse Sarasate á ello por las condiciones del instrumento, basta tal punto que el delicado re· galo que el Municipio le hizo, consistente en una miniatura del cé– lebre violín, encerrada en un estuche de oro y piedras preciosas,

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