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- 164- ·Digno comienzo ha tenido Ja •season• (a) musical de Otol'io en el salón de $¡¡,int-James, con el concierto de Sarasate, de violín y piano, encomendado éste á la afamada a1·tista señora Berta Marx. 'rres cosas son esenciales para que un concierto pueda ser bri– llante; asistencia de numeroso f>. inteligente público; acertada elec– ción d·e programa, y mérito de los artistas. Las tres condiciones las reunió el concierto de Sarasatc el sábado último. Estaba la sala atestada de gente, pues no sólo babia en ella los 1.860 espectadores qne puede contener, sino ~00 más, habiéndose retirado cou profundo desconsuelo del despacho, centenares de per– sonas ante la inexorable tablilla •No hay billetes.» ¿Que vamos á decir del mérito de Jos artistas, tratándose de Sarasa.te, que es el rey del violín, y de la señora Marx, que tantos lauros ha conquistado en su brillante carrera artística? Y en cuanto al programa, no cabe itn(l,ginarlo más escogido. Las dos mayores ovaciones que es dn.do conceder á un artista no le han faltado nunca á Sarasate: la del silencio, para olrle por temor de perder una sola nota; la del desbot·daroiento del ruido producido por las palmadas, los bravos, las aclamaciones, cuando acaba de tocar. En resumen, el primer concierto de Sarasate será el primero de Ja actual •season• de otollo, porque superior á él no lo puede ha– ber. Mil '=nhorabuenas al artista incomparable que tan alto sostie– ne fuera de su patria el nombre español.• En la primavera y otoño de 1893 volvió Sarasate á visitar la Gran Bretaña, con el mismo éxito de costumbre, celebrando 7 conciertos en primavera y 36 en otoño. Otro de los grandes triunfos que dmante sus largos años de vida artística, señalaba Sarasate en sus conversaciones, es el que relataba con muchos detalles á sus íntimos, obtenido el 28 de Mayo de 1894 en Londres y del cual da idea la siguiente transcripción de nn popular diario: •El concierto dado en Londres por Sarasate el sábado 28 de Ma– yo, ha sido uno de los triunfos más grandes que ha obtenido du– rante su vida nuestro incomparable artista. De las cuatro piezas del programa, el segundo concierto de Max Bruch (obra dedicada por el autor á Sarasate) era conocida ya, y sabido es de qué modo magistral interpreta nnest1·0 eminen– te compatriota esta obra, una de sus predilectas. El segundo número ofrecía el aliciente de ser una resurrección, por no haber sido tocado hacia más de quince anos, •Caprice> de Giraud, cuya muerte acaba de ocurrir en París en el mes último. El público hizo la debida justicia á la obra y á la maravillosa interpretación que alcanzó. (a) Sesenta y siete concierto&se dieron en el Reino Unido durante esta tournec.

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