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-159- ted- le dije-y él me respondió: •Tien.e usled razón; la Providen– ::ia me salvó.• Y nos despedimos hasta el miércoles; y hoy á las nueve de la rnanann., unos cuantos navarros, próximos 1\ partir de Londres, he– mos tenido el consuelo de oir una misa por el alma de Sarasa.te en la misma iglesia donde más de dos veces resonaron los sonidos so– brehumanos que- al straditai·itis arrancn.bn el artista incomparable. ¡Descanse en paz el alma del glorioso ar tista, que, casi en sus postrimcrias, fué á rendir el tríbulo de su genio ante el Pilar mila– groso de la Excelsa Virgen Madre de Dios, Patrontt de Espalia! • De Octubre á Diciembre de 1890, después de haber cele– bntdo cinco brillantes conciertos en Barcelona, se llevó á cabo una ámplia correría por L ondres y provincias inglesas, cele– brando 28 conciertos; terminada ésta, se trash1dó á Alemania, donde terminó el año 1890. En Enero de 1891, convenida una pequeña. sét·ie de con– ciertos en la capital londinense, cruzó l111a vez más el canal de la Mancha, y celebró entre otrns andiciones, nna gratuita en el Club Lírico, con g ran éxito y formidable ovación del llistin– guiclo público que constituía aquella entidad. , Volvemos <Í hallarle en L ondres al final de la campaña 1890-91, como en el año anteriol', celebl'ando en el mismo Teatro seis concie..tos Ol'questales, b!ljo la misma dirección que los (tltimos l'esei'ía.dos: esta sé1fo se distribuyó en los días 30 de ~fayo, y 3, 6, 13, 17 y 20 de Junio. Sería prolija enn– meración la de los programas, y repetición enfadosa li\ de las manifestaciones de entusiasmo; solamente haré constar que se contaron por centenares las firmas estampadas por Don Pablo en otl'OS tantos retratos qne sus admiradores de ambos sexos le presentaban después de cada co11ciel'to, solicitando su autó– grafo. P or segunda vez en 1891 ct·11za Sarasate el Canal de la Mancha para dejarse escncbar ele aquel pueblo que tanto más le desea y agasaja, cuanto más le retiene en su pod-er; y pnra que del éxito forme juicio el lector, presento copia íntegra de la crónica que el corresponi;al de un periódico madrileño dirige <Í éste desde la orilla del T áruesis, el 19 de Octubre: •¡NO HAY BILLETES!. .. • •Los que concurren habituahnento al salón de Saint-James, en Piccadilly, conocen á Ja legua si el concierto de aquella tardo "ª á set· bueno ó vu á ser mit.lo , si Yn á estal' la sala llena de bote en bote, ó si va á C'star desierta. No hay que fijarse en los carteles; bnsta sencillameule cou aso– mar In Ct\beza y mirar á la ve11tanilln. del despacho. Si alli se leen
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