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-149- roes de J trnio de 18~4, anunciaron la caril'losísima acogida dispensada á D~n Pablo en Londres al comenzar su campai'ía de primavera en'aquel aílo, precisamente el único desde 1878 en que dejó de acudir á las fiestas del pueblo nativo, pot· difi– cultades que era fo rzoso vencer en la frontera y cuarentena que había de cumpfüse en previsión de posible invasión de la epidemia colérica: El tercer concie1·to de esta brillante série tuvo lugnr un miércoles á la noche en la gran sala de St. James y alcanzó un_ éxito tan feliz como los anteriores. De todas las piezas élel programa constituíuo por siete nÍtmeros, tres eran á cnrgo del célebre y eminente ,·iolinista espití'íol, quien resultó por consiguiente el Mroe de l.i fiesta.. Salndado con grandes aplausos al presentarse en escena, tocó, de la manera maravi– llosa que él sólo sabe hacerlo, el gran concierto de Beethoven¡ aunque la obra no est{~ escrita con el perfecto conocimiento del violín, que fuera de desear, Sarasa.te es un virtuoso tan consu– mado, que nada toca qne no salga de su violín sin el sello de sn genio y sin traslada1· al auditorio á las regiones ideales del arte más sublime. Al terminar, el ar tista fné llamado á escena varias veces, y deferente como de costumbre, ejecutó varias piezas, Ait·es rusos, Aires bohemios, y alguna otl'n., continuando todavía poi' cuatl'o veces, más su compal'ecencia ante el públi– co infatigable en la prolongada ovación . El g1·an violinista, qne ha sabido hacerse el niíío mimado de Ing ln.tel'l'a, dió su ctuwto conciel'to en el mismo loen.!, tocó la Si11/'o11la espaíi-Ola de Lalo con 01·questa, y fué extraol'dinaria· mente iiplaudido; á luego la Suite de Raff para violín y orques– ta, y La Zarabanda y una Haba11era, pl'Oducciones ambas suyas y qne dijo con delicadeza su·ma, g usto exquisito y estilo inimi– tiible. Esta celebridad musical tomó carta de nnturaleza en In– glaterrn. r su popularidad fné ya tal, que, comu dejamos dicho, se constituyó en el niño mimado del país. Con !'elación al (1ltimo concierto de la séd e de refel'encia, del mismo periódico citado aniba, tl'aduzco y copio los iguien– te: cEn la mafia.na del 16 del actual ha tenido lugar el quinto y úl– timo concierto del $1·. Sarasate, en el cual el gran violinista ha tocado con magistral estilo la •f<a11tcista escocesa• de Max Bruch, con acompal:lamiento de ol'questa. Cada nota fué clara, distinta y perfectamente bien definida; la. orquesta., dirigida por M. Cusins tuvo.empello en dejar oír el solo, que le segufa con delicadeza y exactitud, resultando un co11j1mto perfecto y delicioso. Tocó después el gran artista una Ba:CG'l·ola y

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