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-145·- Era también compositor para si mismo, creándose dificultades para tenP,r la satisfacción de vencerlas. ' Es una ·supremá figura artística que desaparece.• París, más que ningún otro pueblo del mundo ha celebra– clo el arte personal de Sarasate y ha consagrado durante mu– chísimos años su renombre. El se exhibió en el Odeón, y en la Opera, y en el Cbatelet y en el Trocadero; con Colonne, Pasdeloup y Lamorenx; en el Conservatoí·io y en las sala,s Era¡·d y Pleyel; con sus famo– sos cuartetos y sólo como concertista; con Berta Marx y con Diemer; en todas las variedades imaginables dentro de su arte y siempre con pleno dominio, siempre cautivando y produ– cieudo la fascinflción de todos sus públicos, cada día más an– siosos de escucharle y más frenéticos en ovacionarle. Y en cuanto á autores, el recorrió todos, absolutamente todos; especialmente los de la vecina nación, los clásicos ale– manes que conocía sin excepción alguna, y cuanto de violinís– tico se ha dado á conocer antes de cerrar sus ojos. Si en Bélgica le llamaron "Rey del violín", en Francia le apellidaron ¡"Soberano del Arte,,! 10

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