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-134- cuar tetista en estos cuatro conciertos, con el concurso de Parent, Delsart, Van Waenfelgheu, de Bailly, Rein, Turban, L-Otellicr y Otto Neitzel. Entre los grandes encantos escuchados, recordamos con deleite, las Danzas sla·vas, de Dvornck, el C011cerstuck, do Saint-Saens. ......... Sarasate di\ ii la bellísima obra del maestro francés, un fraseo y atractivo exontos de toda afectación, y A lodo ello imprimo una elegancia y una perfección idenles.• Bajo la batuta del Ma·~stro E. Colonne, tuvo lugar también otro concierto el 23 de Octubre de 1898, en el cnal tomaron parte además de nuestro eximio compatt-iota, R.aoul Pugno y M. de Montalaut; Don Pablo, para quien fueron los g1·andes honores de la. jornadit, ejecutó aqnel día la "Sinfonía espaífol<t,, y caprichosos aires de la nativa tierra. D e otra audición celebrada en París, el dfa 1.° de Noviem– bre de 1898 dá cuenta un crítico musical, del que tl"aduzco y extract-0: cLa segunda jornada de las fiestas del jubileo de la Asociación artlstica, no ba desrnerecido, sino antes bien h11. superado á la pri– mera en brillantez y perfección : Raonl Pugno, Lucien Wermser y Sar.asate, hicieron prodigios de ejecución. Este último tocó el con– cierto en sí menoi· de Saint-Saens, y va!'ias composiciones, propina en su mayorla; desarrolló todas sus facultades de finura, elegiincia y seducción caracterlsticas; el compositor se manüestó sa.tisfechl– simo de su intérprete • El jueves 3 de Noviembre de 1898, se dejó ofr en el teatro nuevo de París, en la t·eprise de los con~iertos Colonne. De la prensa parisien extracto el éxito de ese espectáculo: •El lleno fué rebosante basta en pasillos y escaleras; el delirio del público iudescriptible; los aplausos ensordecedores, tanto pa1·a. Don Pablo como para sn colaboradora: tocaron La Ji'ée d' Amour, de Raffr Rondó de Scbubert y otra:> composiciones de altos vuelos; Mdme. Berta Marx Goldschmidt, ejecutó las variaciones de Haydn, la Suite de Scarlatti y un Estudio do Rubinsteio. Otro núme1·0 que resull.6 emocionante, por su magnificencia fué el del cuai·teto (op. 85) de Beethoven, una de las últimas y más grandes concepcio– nes del gran maestro alemán; la ejecución irreprocha1;>Ie que estu– vo Acargo de Sarasate, Delsart, Parent y Van Waelfelghen ha me– r ecido de la.critica parisien, los más cumplidos elogios.• De la memorable sesión celebrada en el Circo de Verano de París, en Febrero de 1899, se hicieron lenguas los oyentes: era primera vez que en aquel recinto se presentaba Sarasate: •Habituado á vencer siempre,, este artista que no ha tenido un paso vacilante en su larga carrera- decla uno de los crlticos- ha comparecido Sarasa.te ante este público, que pasa por el más exi· gente y más dificil ~e complacE\r ; con su arco mágico, semejante A espada nunca vencida, con su arte consumado, ha ejecutado el

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