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-124- triota. Su campal'ía de otollo fué una serie gloriosa de éxitos, que comenz.ó enHeilbroon y tuvo su odisea final en Bruselas; et entusias– mo se tradujo en una unánime exclamación de asombro que todos los periódicos expresaron en una sola. frase: m espailol Sarasate es el indiscutible violinista, es el ?'ey del violín. Y esto, expresado en Ja nación que cuenta tantas celebl'id:i.des, es ya el complemento de cuanto se ha escrito en elogio de nuestro paisano ilustre.• "La Independencia belga,, de Bruselas comenta la brillan– tísima y feliz campaña en una amplia crónica, J e la cual ex– trncto algunos párrafos: ·Después de muchas semanas de impaciencia durnnte las que el público saboreó el anuncio de la llegada de Sarasa.te, apareció éste á las puertas del gran edificio, precedido de una inmensa y compacta muchedumbre que le aclamó delirante, apenas detenido su carruage; las ovaciones se han repetido incesa.ntemente, y ante la imposibilidad de describir cou colores que s& acerquen á la rea– lidad los espectáculos que hemos presenciado, diremos siempre que los veamos comentados en la prensa: «aún fué más.• Más de cuan– to eu el mundo se hii dicho con relación á este prodigio, debiéra– mos decir en honor de la verdad, pero no sabemos como decirlo. Ha encantado, ha fascinado, ha seducido con bi pureza de su soni– do, con sus ritmos cautivadores, con el sentimiento, el mecanismo. 'focó divinamente Mozart, Bach y otros clásicos; le oímos sus Can– ciones 1·usas, y nuevas Danzas españolas; se repitió todo y nos ha regalado todos los dlas varias obras fuera de progvama. Mdme. Berta Marx es una, artista también excepcional; para ella y para. su esposo hubo delirantes aclamaciones.• Como se vé por lo expuesto, las dos naciones gemelas de las que es objeto este capítulo, naciones en las que el violín cuenta con maestros virtuosos de elevada talla y de fama uni– versal, no titubearon en refrendar cou sn autorizado sello el título de REY DEL VIOLÍN, para nuestro preclaro compatriota, asombro de aquellos públicos, en el más alto grado inteligentes, y desesperación de aquellos maestros con justicia renombrados.

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