BCC00R42-6-180000000000000000

-121- ejecutante, que en Sarasa.te se reunen m:i.nwillosamente hermana– das, y sin que pueda precis1:1.rsc cual de ellas se sobrepone una A otra: es un prodigio sin pat', del que no nos podemos formai· aca– bado concepto tampoco por comparución, pues si se parece á al– guien, este alguien uo es humnno, es sobrenatural. En todos los tonos se ha dicho que Saras<\tC es un gran patrio– m, aserción que no es preciso nos hagan á los que hemos escucha– do las obras arrancadl\S de Jos aires de su poética Espafia, pu.esto que sin un t1.1nor intenso á su pntria no habrfa vibrado su alma apl.lsionada con la expresión nmorosa y el ritmo cautivador que á sus a ludidas composiciones ba sabido imprimir. En la bellisima p1·oducción de Raff, tanto el violinista como la gran pianista Sra. Marx, bao coloreado los momentos todos, de una manera quo no deja lugar al más leve reproche, antes bien quedamos sedientos de olr de nuevo una y mil vecea á la pareja insuperable y genial que se complementa cual no es posible hacer– lo con ninguna otra combinación.• Sin terminar aquella centuria tiene lugar otro concierto en el mismo colis~o, en unión de Otto Neitzel interpretando obras de Bethoven, Raff, Bacb, Saint-l)a~ns y Schubert; pero no contento el auditorio con manjares tan esquisitos, re– cl11ma la ejecución de aires españoles, y Sarasnte se vé obligado t. ejecutar su .... ·erenata andaluz~ que colma la voracidad de aquel público, justamente calificado de inteligente. En los albores de la presente centuria, nuevamente la pren . sa de los Paises Bajos, manifiesta su satisfacción por otra vi– -6ita del ilusti-e concertista, y ot1·:i vez más comenta con fruición la incomparable pureza dPl mago del violín, su g racia esquisita en la dicción y su virtuosismo encantado!': Goldmarck, Ohopín, Bach y RaH interpreta en esta o'!asión, y el aturdido auditorio aclama frenético á nuestro preclaro corupatriot.a, reclamando la ejecución de afres españoles. El celebrado Dr. Otto Neitzel, colaborador musical del "Kolnische Zeitwig,,, Profesor del Oonservatol'io de Polonia, pianista de altos vuelos, deo1ostró ele nuevo su técnica admi– rable, seguridad plena, comprensión elevada y poética. El triunfo pudo envanece1· á ambos ejecutantes. La correría que en 1905 llevó á cabo á través de ambas naciones, desde mitad de Feb1·ero á mitad de Abril, señala asi– ruismo épolila memorable en la vida artística del virtuoso ge– nial iusuperado é insupe1·able; de aquella toiwnée merecen apuntarse los conciertos del 19 de Marzo en Lieja y el 13 de Abril en Anvers, porque constituyemn dos éxit-0s memorabilí– simos que diemn á la crítica y á la prensa mucho que habla r y escribir, reconociendo por fin (como el público mismo i·eco– noció) que Sarasate encon aba 6 compendiaba, tal vez incons-

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz