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-95- DEL •DIARIO DE LA. MARINA• (HABANA) c¡Snrasate! ¡Otra. gloria espaliola que se uos vá! Ayer Salme– rón,. .... hoy..... hoy no es un polftico, no es un ciudadano de ac– ción, no es un combaiiente; es algo mils en cierto sentido, en el sentido altamente espiritual, mirando las cosas por el lado del co– n\zón. del sentimiento. Pablo Samsato era el último representante de la Espafln romántica, por lo que toca al Arte: con sn violln ba– jo el brazo iba por esos mundos arrancando aplausos formidables, entusiasmando locamente 11. todos los públicos, enardeciendo con Jos prodigios de su arco mararilloso, hasta á aquellos temperamen– tos menos o.ccesibles á las delicadezas y sensibiliuades artlsticns. Era. un romántico, si; un idealista; era un hermano gemelo de nquel otro gran romántico, José Zorrilla, dios de la poesia castiza, aque– lla mi\gnlfica poesía que realzaban todos los esplendores de um\ tradiGión inolvidable..... Lloremos pues los españoles y los que de espalioles descende– mos la muerte de Sarasa.te; acompnflemos con nuestras IAgrimas, con nuestra. devoción, con nuestro recogimiento, al dolor intensis1mo que á estas horas debe experimentar In madre patria y muy espe– cialmente la región nativa del gran músico, In fuerte y valeroso. Navarra, Ala que Don Pablo nunca olvidó, descollando en sus pre– dilecciones y en sus afectos Ja noble ciudad de Pamplona, cuyas memora.bles fiestas de San Fermln tenlan en él al más consecuente colaborador, al decidido y fervoroso pnrtidario. No es ocasión ésta de decir más: de Jo que em Pablo Sarasate en el viollu , de su técnica, de su vocación, de sus aptitudes é incli– naciones características, peculiares; de lo que predominaba en aquel su temperamento que tanto tenla de infantil, pareciéndo2e también en t:sto :\I creador extraordinario del •Tenorio•, de las causas primordiales de su gran renombre, de su popularidad uni– versal, de la adoración que por él se scntla asl en Europa como en América..... El «Diario de la Marina», asóciase de corazón al duelo de Es– pana, al dolor de Navarrn, al desconsuelo de Pamplona; y ante la pérdidn quo supone pnra el arte universal h\ desaparición eterna de So .rasa.te , ofrece como estimulo y ejemplo, sn vida de actividad, de modestia y de triunfos; su amor que rayaba en idolatría A h\ tierra donde nació, y sn perseverancit\ en el cultivo de aquel Stra– divarius colosal con el que glorificó á Espana y fu é y lo seguirá siendo, orgullo supremo de la raza.• Y ncubo con la transcripción siguiente: • PocC's como él habrán visto rendlrsele de admiración los· pú– blicos entusiasmados. cai;i frenéticos. Todos los públicos, porque para todos tenla Sarasate su ca11ció11 adecuada, de tal manera, que estoy por asegurar que su sfraclil;a1·ius tenia una q11inta cuerda: la de la oportunidad; él tocaba en cnda momento y en ca– da sitio la tocata que mejor co1wenla al sitio y al momento. Aún en esto fu é reflnado artista también. Desde Ja sonata beethove– niana hasta Ja briosa, enérgirnjota navarra, recorría toda la esc1\– ln del más rico y vario y adecuado r epertorio. Asl se explica la inmensa popularidad de su nombre. Se hizo
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