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-83- Los oyentes le tributaron una ovación, pidiéndole otra pieza. Tocó la •Danzci ele las bi·ujas• de Bazzini, con indescriptible elegancia é inusitado br!o, acariciando los oidos de los asistentes, Jos encantadores sonidos que brotaron bajo la presión de su arco. Los ·Afres bohemios• de Sarasate, fueron deliciosamente inter– pretados por el autor y Berta Marx, y entonces el público, sabien– do que el célebre violinista tocaba en Méjico por última vez, no quiso que se retirara de nuestra escena.; lo llamaron innumerables veces; tocó una habanera, Juego una jota, á petición de su compa– triota el empresario Isidoro P1tstor; desplega.ndo en estas piezas el fuego y la gracia con que le ha dotado la Providencia. Por fin, Sarasate se retiró 6ntre las más ruidosas demostracio– nes, y suspiramos al pensar que hablamos oido las últimas frases del incomparable artista, es decir, las que han dejado la última re– sonancia en los ámbitos de nuestro gran coliseo. Otto Goldschmidt acompalló varias piezas á Sarasate con gus- to y delicadeza. · ¡Lástima grande que no nos quede más que el recuerdo de eHos. Preguntamos á Sarasate si volvería á Méjico, y nos dijQ que no era probable, á pesar de haber cobrado carifio á nuestro país y de tener mucho gusto en tocar para nuestro público. Tiene horror á los viajes de mar, en los qlte sufre atrozmente. Se dirija ahora cori sus compalleros á Kansas-City, después á Chictigo, Buffalo, Bostón y NuevaYork, donde darán algunas audiciones, terminando as! su contrato con Abbey y Grau. · Sarasa.te tocará en Londres, pasará unas semanas en Paris Y. luego se dirigirá á Espalla, á Pamplona, donde descansará duran– te dos meses al lado de sus hermanos; es decir, rlescansará compa– rn.tivamente, pues ha fundado una Sociedad instrumen~al y vocal en aquella ciltdad, sociedad en laque el pobre Gayarre hizo oír por primera vez las vibrantes notas de su privilegiada voz. Cu&ndo Sarasa.te se encuentra en Pamplona, se org~nizan au– diciones; así es que trabaja htista en los meses en que deberla en– tregarse al reposo. El !unes se dió un banquete en el casino Espaliol en honor de Sarasate, y el martes él, la Marx y Otto Goldscbmidt, fueron obse– quiados con una comida dad:~ por un compatriota del eminente violinista. La colonia española se ha lucido con e! gran artista. El Casino Español le regaló un reloj de repetición de oro y bri– llantes, una leoutina y medallón de oro con las mismas piedras preciosas. El afamado pintor Jo<>é Escudero y Espronceda, le obsequió con un magnífico retrato mny pat·ecido al afamado violinista, re– trato que fué pintado en seis horas y presentado en escena sobre un caballete dorado y cubier to con hermoso cortinaje de peluche color de oro viejo. El se!ior Emilio Rubión le regaló un alfiler de oro y brillantes en forma de herradura. El señor Truchuelo le envió un bastón de ébano con pullo de oro. El Sr. D. José Ortiz Monasterio le obsequió con un hermoso al-

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