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--H- pintoresco, es el que hace de mano maestra, ~fr. Otto Golds· chmidt, en la siguiente carta dirigida á D. Baldomero Navas– cués, primo del gran misionero de Arte, del aclamado Sarasate. •San Franciscu de California Marzo 2 de 1890: Querido Baldo– mero: Hasta ahora no he tenido tiempo bastante ni calma para sentarme y escribir otra cosa que lo justamente necesario. Y no tengo ahora tampoco la calma necesaria para escribir una carta bien •Chiri\'iteada• como dicen en México. Pero no quiero dejar á V. y á los amigos sin noticias, y por eso ahi van al vuelo de l:t plu– ma como pasan por Ja, toente. El primer mes de nuestra llegada ó más bien hasta Nochebuena lo pasamos en las écrcanias de Nuevit– York, haciendo escursiones á Bostou y otras ciudades, y solo des– pués del ano nuevo salimos al gran viaje. Por Philadelpbia pasamos tres veces y en Wasingthon toe.amos dos conciertos. Siguiendo Cincinatti, Baltimore, Pitstbourg, Cleveland, Cbicago. En esta últi· roa ciudad que es la porcópolisy de gran provecho para los nego– cios, dimos cinco concier tos en una sala inmensa en la cual caben siete mil personas; se llama elattditoi·io y es hermosísima , quizá la más bonita del mundo. Todos están sentados en anfiteatros y desde el escenario se ven todos los miles de cabezas. La pintura es blan– ca con cintas anchas de oro, y sobre ellas estrellas de luz eléctrica con miles de luces de arco pequefias, lo que dá al todo un aire fan– tást!co. Dosde Chicago nos hemos venido por los terrenos de los Indios aqu!. Tocamos dos veces en Kansas·City una en Omakla ydeahi nos– hemos venido en nuestro propio coche del ferro-carril en el cual cada uno de nosotros (somos nueve) tiene su cama!'ote. 'fenemos insta– lación parti. hacer cocina, para lo que tenemos un cocinero (negro); naturalmente deja que desear mucho la cocina y tenemos árduas penas parn no sufrir del hambre. Es un arte especial llegar á ha.– cer comer á Pablo algo, y el recurso de huevos fritos ó pasados por agua que le satisfarían, es raro porque en invierno no ponen las gallinas; y como el cocinero tiene solamente una lámpara de acei– te para cocer, todo se hace en bailo María, no htiy que pensar en freir nada ni en buena cocina. Algunas ocasiones venía con noso– tros un carro restaurant con comidas á Ja Americana y entonces pudimos comer un poco; de Omakn. acá nos tocó el verdadero in– vierno, y hemos estado nueve día.s con sus noches en medio de mu– ros de nieve de modo que hemos perdido dias enteros sin poder andar los ferro--carriles. La via que tmjimos aquí ha tenido diez y siete días de interrupción y hemos visto hasta. veinte y ocho piés de nieve por cada lado de la vía, calle que han tenido que abrir artificialmente con miles de brazos (chinos la mayor parce) y máquina.s y arados de nieve. Una vez se nos cayó un montón de– lante y pasamos en dos golpes enormes el obstáculo. Otra vez es– tuvimos veinte y cuatro horas y otra doce horas parados en altu– ras iucreibles. Por estos paises vau los ferro·carriles· en las llanu– ras altas, cuatro y hasta siete mil piés de ~ltura, pasando la.s mon– tanas (sierra nevada) es t.al Ja intemperie que hay que caminar veinte y ocho millas debajo de un tejado ó más bien tunel de made– ros de dos piés de espesor y al salir de esos túneles (cuando la to-

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