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\"III )levado de su benéYohi nftción ;'1 mi, y In carta-prólogo que con tanta insistencia me pide, será de las que el discreto lector puede saltar siu echarla dt' menos, c11nnrlo recoJTa el libro. Con efecto, amigo mio, \'d. lo h.::. dkho tt.tlo; so ha llevado la miés n sus tr ojes, sin acor darse de que hubo en In tierra. de Judñ un vnróu, llamado Booz, qne ordenó á s1:s segadores eclwsen i'1 snbiendtlS espigt1s de los manojos para que las espigase la moabitn. Ruth. Ni aún las hormigas li:illarian un grnnito de trigo siqn iern, olvidado entre los pardos tenoncs: pobrecitas de ellas, y pobre de mi! Toma Vd. á Pablo Snmsatc en !a cunn. y lo encie1T:i. en el se– pulcro; entre estas dos fechas snprcmns niHTa Vd. su vida comple– ta.; educación, cstndios, peregri11ncicucs mnndin.les, amisll\des tra– badas, distinciones y obsequios 1·ccibiclos; recojo \'el. Jo que rnirn ni hombre, Jo que atafíe ni artista, !ó que caracteriza al patriota; repite Vd., como eco fidelísimo que ni pier de ni agranda rnmor, los aplausos del público, los diti rambos d" In crítica, las a.clamacioncs de la fama., ronc:i ya de \'Ocen.r u11 sólo 11ornhre: y l uego de esto, se vuelve Vd. hácia mi sonriendo, y me dice: •amigo Campión, es– crib1i Vd. algo.• Antes ele conocer el libro ele Vd. pude con1prometerme A eser i-, bi1·; después de conocerlo, nie clebi ncgnr. Ese libro, homicid:\ de prólogos- si cabe semejante dcsprClpósito ctimoló~ico,-únienmP.n­ te se presta á una labor, la de rcs11mirio y condt>nsnrlo en \'eintc pliginas, extr ayéndole In •méduln sul>stnntifica., de que hablttba · Rabelnis, parn uso de los lectot·es perezosos. clP los malos nndnr i– nes que no con templan todas lnc; bellezas ele un paisaje, por evi tar– se un paseo largo. Duran le unos instantes a.c.wicié la idc.'\ de eje– cutar un trabajo de mnrqncterln l iteraria, r ecortando frast's dP.l Ji– bro, pcgillldol11s y combinit11clolns á mi modo¡ y de esta suerte, con pinceles y colores age11os, trnzar un boceto de Pnblo Sarasllte quo convidara. i1 meterse libro a.dcu1ro pnra contemplar el retruto per– fectamente acabado. Mas parn esta labo1· neccsit11ba tiempo so– branle, que me falt11 en absoluto, según Íl Vd. lo consta. Y me veo obligado á escribirá vuela pluma, sopeno. de que cnigM sobre mi dos imprentns reclamnndo cu,1riillas: h\ que imprime el libro de Vd., y In. del mio. A purados los por menor es con pa<:iencin bened icti na por V., y no poseyendo yo t:\mpoco documentos inéditos referentes 1'1 In. vi– da de Sarnsiüe, de hecho me ,·eo desterrado de la esft:ra de lo pal'ticulm·, sin otro espacio donde moverme que el de las ideas ge– nerales. Cr eo que do,; ú lr~s de éstas, e11 :-elación n In música y i~ los artistas, y por tanto il ::>arnsntt>, \'alen la. peua de que les dedi– que unas someras reflexiones, no por su noYedad-que ningunn. tienen-ni porque dejen de estar latentes ó patentes en lt\ obra de Vd ., sino por que no ha. 11·;1.tado do ellas e.x-1wofeso. Porqué la música. es, entre todas las t1rtes bellas, la que más íntimamente conmucYc al hombre? Fórmnse de una. sucesión de so– nidos ,y el sonido es un simple fenómeno \'ibr atorio que el oido per– cibe, así como el oj o las ,-ibraciones l umi nosas y Ja piel las calór i– cas. No todii vibración sonorn es musical; éste carácter dependo de nn número que oscilii desde un minimun de 32 (el más grave1 á un máximun de 8.276 por segundo (el mús agudo). Aunque

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