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tuidad está exigida por el amor que determinó la formación de ~a familia. Así los que t:·atan de unirse como esposos, suelen jurar– ~~ amor eterno y aspira uno a poseer plenamente y para ~:empr e al ot ro. Aquí se junta n los instintos , el amor con sus especia– le s carzicteres , !a f'.siología y la psicología y condiciones y capacidades complement arias del varón y de la muje r . la nece sidad de convivencia y la justicia. Una asociación que se puede romper , un víncu lo que pueda quebrar , r.o constit ui ría la necesaria garantía de asis – tencia, si uno de los esposos v. gr . contrae una enfermedad crónica y, tal vez , repugnan te ; contingenc ia que se da para cualquiera de los dos . El va rón goza y se utiliza de la fecun di dad y atractivos de la mu je r jove n. la cual pierde su integridad virginal irre – p arabl emente y el interé s ~ue a otros puede inspirar; a cambio de eso, el varón le presta pro tección . sobre todo cua ndo , por haber ella dado lo suyo a su tiempo , la necesi ta. La pe ~pelt1idad del vín culo es un medio eficaz ~ara q ue no tora e11 cuerno las pequeiías discusiones que no pueden evitarne en las deficiencias de carác ter de los esposes . Así la1T,1l::én,Jo demanda el cuidado, la instrucción y e duc ación de los hijos, la providenc ia de ellos, q ue es nece - 1:',aria por muchos a iíos . y la protección de los hi jos a los pa – dres ancianos . No hay derec ho a traer hijos a esta vida, ¡::ara torturar su co razó:1 y haceJos protagonis tas d0 un d rama; los hijos aman a sus padres y viven bajo su amparo y es horrendo p ara ello s ver que se separa n los padres y se derrumba el ho gar aue les cobija . Así tambi én lo demanda la hones tidad de las cos – tumbres. As í pu es, la na turaleza actúa formi dablemen te en la con c;titución de la familia y le dá su código . En e! bo :rar ~5 donde nos sentimos en p 1.ena libertad, envueltos en delicada asiste ncia, do nde se experimentan hondas v dulc ísimas satisfacciones. Pod1á ocurrir oue un joven, plelé !·ico de enerq ías, sa lga de su hogar y se aieje de é!, !oC11c•1do en avent uras ; pero cuando le V!sita la adver – s;d3d o se sien te cerrotado . se acuerda de su cas;i y !"e con – sicler ;:,.d icl1oso c:i él ella puede retornar. En esias g uerras civiles e interna cionale s que venimos 37
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