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En cuando se puede en el orden privado, han de ajus– tar su conducta a las normas del Solidarismo; por ejemplo no darán trabajo a los extraños al Municipio, mientras en el mismo haya quienes inculpablemente y estando capa– citados para aquella clase de trabajo, estén en paro. La buena volu ntad y la experiencia inspirarán reso :u– ciones que pertenecen a las constituciones de cada loca– lidad. Los solidari zados han de favorecerse y ap.:>yars e mu– tuamente en todo; así p.ua un solidarizado, la industria o el comercio de un solidarista ha de tener especial confian– za; y si uno ha de buscar trabajadores los ha de elegir pre – ferentemente entre los solidarizados. El ejemplo de nuestra solidaridad, de nuestra mutua confianza y afecto es la más eficaz propaganda. J) DE LA FIDELIDAD A LOS COMPROMISOS ADQUIRIDOS El ingreso en Solidaridad es un pacto implícito con to– dos y con cada uno de los socios; por lo cual no puede de – fraudar aparentando dar el 3 % de sus ingresos y dando menos; los otros socios cumplen lealmente su compromiso, pero no lo cumplirían si supiesen que no lo cumplen los demás; esos fraudes quitan eficacia a la cooperación de los leales y a la institución; producen un positivo daño . El que ha ingresado · en Solidaridad si se retira por ca– pricho, sin motivo racional y suficiente, suspendiendo el pago de sus cuotas, falta también en conciencia al pacto im– plícito con los otros solidarizados; el que no tiene sino lo suficiente o el que teniendo de sobra está expuesto a incu– rrir en necesidad, aporta a la S. F. en y por la seguridad de ser asist idos si llega el caso; cuenta con la perseveran– cia de los Solidarizados; si estos pueden lícitamente reti– rarse y se retiran, se derrumba la seguridad y el abrigo que da la Solidaridad. Partiendo de la obligación contraída en conciencia, no se puede suponer falta de sentido moral en los que por sentido moral se asocian y solidarizan; y los que se solida– rizan por conveniencia personal, esa misma conveniencia 268