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. Los Ban~os pasarán nota de los abonos hechos por los diversos soc1os de la S. F., o sea al servicio de administra– ción de la misma, (comisión de aportaciones y asistencia) y entregarán a los aportadores de las entregas el resguar– do correspondiente que conservarán en su poder . Los pagos a las familias asistidas se harán mensualmen– te med iante entrega de cheque al cabeza de familia, contra cuenta corriente de la S. F. La única firma reconocida en los Bancos será la de l Delegado, nombrado por la Junta Directiva, para esta funciór. En el Boletín de la S. F. (o mientras no se tenga Bole– tín en las oficinas al público) se hará constar las cantidades recibidas con los datos suficientes de cada uno de los coti– zantes, y la relación de familias asistidas, domicilio de las mismas y cantidades que han recibido en el trimestre; a fin de que si hay engaño, abusos o preferencias puedan ser denu nciadas por los vecinos. Los que pertenecen a la S. F. tienen derecho a exami– nar en las oficinas toda la marcha económica, los compro– ban tes, etc.; y se exhorta a que lo hagan interesándose en la institución; en las oficinas se facilitará todo respetuosa y agra decidamen te; está esto en el espíri tu de la S. F. H) DE OTROS DEBERESDE LOS SOLIDARIZADOS Para los cargos que se confieran en la S. F., los elegi – dos tienen el deber de aceptarlos si no tienen racional im– pedimento, y han de ejercerlos sin retribución, por un t:em– po que las constituciones determinarán y que puede ser por un año, después del cual, si se trata de comisiones per– manentes, de la Fiscalía y de la Delegación para las opera– ciones bancarias, pueden continuar si quier en; más los asambleístas perdurarán por todo el tiempo de Asamblea. Los solidarizados que tengan a su servicio trabr1jado– res a jornal o sueldo, darán el alto ejemplo de retribuir el trabajo de suerte que el trabajador, tal como está constituído en familia, tenga lo suficiente para subsistir; no teman colo– carse con ello en inferiores condiciones de lucha; se dan, en esto, paradojas y sobre todo con ello tienen la bendi – ción de Dios. 267