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La justicia de todos para todos es la que se pretende. Tam– poco va vinculado a una determ inada ideología política. Con tal de que se salve la democracia del régimen social, distin– to del político, la diversidad de op :niones políticas no di– vide ni separa a los solidaristas en su común conspiración a la finalidad social; los únicos que no caben en el sector solidarista son los que, sean rico~ o sean pobres, sean pa– tronos o sean trabajadores, no se inspiran en elevados mo– tivos y se mantienen irreductiblemente en su egoísmo sin sentido moral; pero estos, por lo mismo, no se han de ha– cer solidaristas; hay gentes que no aciertan a vivir sino en luchas y forcejeos, y que, saturados de fobias, se asfixian en un ambiente de serenidad y de paz; nuestro llamamiento es a los hombres de buena voluntad que abundan en todos los sectores. B) LA PROPAGANDA ORAL Y ESCRITA ES NECESARIA PERO NO ES SUFICIENTE. ¿COMO SE HA DE COMPLEMENTAR PARA QUE SEA EFICAZ? La propaganda es absolutamente necesaria; el Soiida– rismo necesita apóstoles; ya surgirán; pero la propaganda por sí sola no posee eficacia suficiente . El procedimiento de conquistar la opinión para conquis– tar la tribuna del legislador, es de resultados tardíos, ex– puesto a desviaciones, q ui e b ras, incidentes y complica– ciones . La aspiració n a conquistar la opinión y la ley, sin otro recurso que el mucho hablar y mucho escribir, además de di lator ia, impli ca paralización de fuerzas con val ores de efi – caci a que, entte tanto, no tienen ocasión de actuar. Podrá ocurrir que se logren leyes en conformidad con el Solidarismo; que vaya haciéndose ambiente favorable~ que, incluso, puede introducirse el Solida rism o desde las afturas del poder; ¿quién sabe como puede evolucionar la opinión, orientada ya sanamente, y fatigada de luchas y confusionismos, de radicalismos que no han de triunfar sin estragos y convulsiones? No concibamos vanas esperanzas, pero no nos clausuremos en un derrotismo apriorístico que 253