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y si es verdad que el pueblo necesita látigo, pero Jo ha r..eces1,tado para manejarlo contra los que le flagelaban. Tengase en cue nta que no se trata de la masa popula r, sino del pueblo verdadero, del organizado ; mas, aún tratán– dose de la muc he dumbre, pensemos lo que hubiese sido de la humanidad , si los legisladores y los gobernantes no con– tasen con la bc,ld ad natural y con los ins tintos humanos del pueblo. Y ese pueb lo que para algunos es perverso, ha revelado tolera ncias , paciencia y res ignaci ón heróicas, soportando lo insoportable; y no es extraño que, cuando las cuerdas que le aprisionaban se han roto por podridas, el pueblo, o más bien las masas, haya tenido reacciones violentas y ensaña – mientos: es terr ib le la ira del manso. Y ese pueb lo paciente ha revelado también una enorm e vitalidad: porque, cuando las circunstancias y la torpez a de los gobe:rnantes han creado dificultades de vivir, cuando le han traído a situa ciones de miseria, cuando no se ha po– dido respirar pc r enrarec imiento del aire, cuando han llovi– do abusos y de ::;?quilibrios, el pueblo no ha sucumbid o, no se ha echado a morir. Aquí tratam c s del verdadero pueblo, organizado en Mu– nicipios, Federa i:iones y Confederaciones; que posee propia personalidad, al menos para lo social; que no es un sector prevalente, sino que comprende a altos y a bajos como vecinos. No pretende mos que, desde el primer momento, el pue – blo sea corr¡o deb e ser; restaurada su personalidad, nec esi ta habituarse a ejercerla , y según el sistema de elección d e los sujeto s de autoridad, tomarán relieve personas de hon orabi – lidad y de capacidad; y adviértase a que el talento y el sentido práctico no es privilegio de las clases elevadas; yo referiría casos asombrosos de gentes de la clase humil – de, que nnda t'e nen que envidia r a un jurisconsulto y a un economista de oficio. Entre el Mun icipio del régimen solidaris ta y el Muni– cip io que cono cemos media un abismo de diferencia; los actuales Muni ci 1 >ios son una caricatura gro tesca de Muni – cipios. En éstos. los concejales represen tan a los partidos po– líticos o sociales : así caben los llam<1.dos caciques y los in– confesables compromisos y prevalen cias : la competencia es restringidísima y condicionada por jurisdi cciones ex trañas ~53
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