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cíficamente en el mismo plano, y el que desprecia a un hombre se desprecia a sí mismo y no tiene conciencia de su propia dignidad; el que es poderoso o eje rce autoridad, está capaci tado p3ra ello por su racionalidad, y no puede sensa– tamente despreciar en otros, la condición huma na por la que se elevó a las alturas, y no sabe si a quien maltrata y no respeta, posee cualidades muy superiores a las suyas. De la civilización de un pueblo no juzgamos por su pros– peridad y por sus adelantos, sino por el respeto que en él haya, del hombre al hombre como hombre; y los atentados, las injusticias, la opresión, las guerras, la degeneración de costumbres, las tiranías y el despotismo, se originan de la inespP. lt.:osidad del hombre con el hombre . Por eso , en el régimen social solidarista es criterio bási– co el respeto al l10mbre. b) De aquí que el Solidarismo proclame el respeto a la libertad que: es atributo del hombre. La facultad de auto-determinarse en el obrar, radica en la racionalidad, y el ejercicio de la libertad es ejercicio de la espiritualidad, sin e l cual las facultades superiores se .;itrofian y el hombre degenera: los regímenes de coacción sistemática envilecen a los pueblos. La libertad es como tal, esencialmente buena, porque nos asemeja a Dios, el Ser positivamente absoluto y libérri – mo de cuya personalidad procede toda personalidad. Pero Dios es la Verdad y el Orden mismo por sí subsis– tentes, y el hombre es defectible y, puede ejercer una li– bertad que no está en la línea de su espiritualidad, liberta d bastarda que más bien debemos llamar Iibertarismo y que no es derecho. La ley natural es el fuero del orden objetivo, la exigencia de la naturaleza humana integralmente considerada, y, por lo tanto. es espiritualidad y libertad; y las leyes positivo-hu– manas concretan y aplican lo que la ley natural prescribe genérica e indeterminadamente y organizan la convivencia humana de los libres y la conspiración al fin social, evitando, además, el libertarismo, o sea, las rutas que van al sepulcro de la libertad. En este sentido podemos decir que no está la libertad al servicio de la ley , sino que la ley está al servicio de la libertad, porque está al servicio de la espiritualidad; y qu e la ley humana tiene como objetivo, el mayor caudal posible de libertad y que debe in_spirarse en el respeto a la liberta d

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