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cía; su vida civil es anerruca y con infinitas limitaciones; la libertad o el libertarismo de vender y comprar terrenos y casas , es la muerte de la democracia, y contra ese liberta – rismo se declara enérgicamente el régimen solidarista de– mocrático. Podrá ocurrir que, por circunstancias, la suerte de los administrados no sea tan mala o que sea francame nte bue– na; y podrá ocurrir que haya amos y administradores be– nignos y condescendientes y que no abrumen; pero no es tiránico solamente el poder que de hecho ejerce tiranía, sino el poder que puede ejercerla, cuando quiera, con quien quiera y como quiera; y tras un amo humano viene un hijo suyo que es un Calígula. Yo aquí informar ía a los lectores de cosas que veo y sobre las cuales no todos reflexionan; la situación precaria y humillante a que han llegado pueblos prósperos y dignos de mejor suerte, en los que todos los propietarios son gen– tes extrañas que se han apoderado de todo, no de jando al pueblo sino caminos polvorientos, carreteras por las que circulan constantemente vehículos. y rinconeras indecentes; yo diría por qué procedimiento de ·· indignante prevalencia, se ha llegado a esa situación, y en los que no tienen poca culpa los poderes públicos . Pero son hechos de no ha muchos años y son personas conocidas, y por caridad no debo denunciarles . Pueblos indefensos con autoridades que se han prosti– tuído a los poderosos, y para lo que no han influído poco ciertos partidos políticos. Entre el Comunismo que adjudica la propiedad al Es– tado y el Comunismo que la pone en manos de unos pocos que pueden comprarla. dejando desnudos a los vecinos ¿sa– brán decirme cuál es peor? El capitalismo es estatista y de– testa a la democracia; pero ese Estado que le favorece es el Estado que los ha de despojar y barrer; porque el César cambia de color y los que defendieron al estatismo y repu– diaron la organización natural del pueblo, tienen que ad– vertir a que ese mismo pueblo organizado artificiosamente en partidos, ha de crear al César que ha de decapitarles; y por no avenirse a limitaciones de justicia, se les podrá apli– car el dicho vulgar de que <el que todo lo quiere todo lo pierde,., Que la adquisición de propiedades por compra debe tener limitacionlis y condicionamientos que salven sagrq.-
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