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taban en lo rmmmo, mientras brillaban todavía las activida– des psíquicas: en esos procesos débiles va a estar el potente yo de ese hombre? No; su yo , su alma deja de vivificar al cuerpo y sigue ejercitando las actividades en otro me dio, sin condicionamientos que el cuerpo impon e, en amplitudes nuevas, sustituyéndose el influjo de lo sensible en que veía reflejadas las ideas del Creador , por la luz que irradia Dios a los espíritus; sale de las sombras a recibir los rayos direc – tos del sol de la divinidad. E) El conocimiento de lo conveniente engendra el ape – tito; el término del apetito, o sea, lo a!)efecible se llama bueno. Ya vimos oue el apetito consiquiente al conocimiento sensitivo lleva determinismo; mas el apetito consiguien te al conocimiento racional (voluntad) no lleva determinismo; da a la voluntad motivos suficientes para apetecer determinado b:en, pero no motivos ineludibles y obliqados; y es que lo voluntad sique el dictamen de la razón en el último juicio ¡:ráct ico de ésta respecto de J.:3. acción en concreto; oero 1a razón abarca v compren de en la amplitud de su mirada di – v~rsos aspectos '1e con venien cia y como, en cuanto al eier– c;cio del acto . ];:, razón deoende de la voluntad, ésta hace oue miremos adecuadamente todos los asoectos de conve– niencia o inconveniencia, o so lamente un asoecto oarcial r-"esc indiendo d f:' los otros o se inhibe en ello dejando oír s'J!am ente a la ¡:-asión. F.l hombre . nor lo tanto, s<: halla radicalmente en indife– rnncia activa para obrar o no obrar y para obrar en un sen– tido o en otro; se auto -dete rmina en el obrar, posee au- tonomía . · Así se exolica el m1e en la conducta del hombre haya e, diver5os individuos v en U'l O mismo en diversas éoocas, t,n enorme rliferencia : hav alrrias b ellas, inocen tes. candoro– l:'.,s. de virtudes heroicas . de r.'lueza manteni da contra el to– rre nte de nasiones: v hav hotnbres abyectos , deqenerados, a"! n~rver<;idad j nfrabestial. Sabemos eme el animal 1:-ruto seaún sus instintos es o fiero o man!"o . o insidioso o sencillo; nadie sabe cómo p uede s0r un hombre. En los vivientes, en su condu cta impuesta por las ten - 18
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