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tación capital por el que han de pagar v. gr . 7.000 pesetas de intereses. Es claro que , para computar los beneficios líquidos, han de deducir p reviamente el importe del interés social de ese capital y de todo el capital colocado con eficacia en la em– presa; ¿pero han de deducir también , las 7.000 pesetas de intereses, como se dedujeron las 5.000 pesetas del pago del arriendo? Apliquemos la doctr ina expuesta. La tierra en sí, ni se vende ni se arrienda; ni la tierra ni su fecundidad son precio estimables. Lo que se transmite o se cede por precio es el derecho a ocuparla (o con res– tricciones , como en el arriendo, o con los atributos de la propiedad). La eficac :a del capital que la representa no es la eficacia de la tierra misma, porque (decíamo s) el capital es trabajo hecho y no hay trabajo humano que pueda produ– cir los bienes naturales y su radical fecundidad y utílizabi– lidad. En el caso del arrendatario, el interés social del ca– pital en que se valoraba la tierra, respondía, no a la eficacia productora de esa tierra, sino a la del capital que la repre– sentaba o que podía represe ntarla. Las 5.000 pesetas que pagaba por el arriendo eran por aprovechar el arrendatario la fecundidad de la tierra misma, eran una parte del fruto de la tierra convertida en dinero, eran lo que la tierra tenía de no eficaz para el dueño de la explotación, o sea, para el arrendatario; y es claro que esas pesetas de ineficacia para él, no deben computarse como eficaces para la explotación, y deben deducirse para determi nar el beneficio líquido. Vamos al caso del empresario que recibe capital pagan– do el interés convenido. El capital o el dinero considerado en sí mismo, en su realidad física, no tiene eficacia en la producción; no ~s co– mo la tierra. Si tengo en mi habitación unos fajos de billetes de banco o unas cantidades de monedas, por mucho que ma– nipule con ellas, aunque utilice sus propiedades físicas , y químicas, poco podré obtener; de donde, el pago del interés no es a espensas de la fecund idad del dinero en sí, sino a espensas de la fecundidad de las cosas que representa y que con él pueden adquirirse en la explotación . La eficacia indirecta y mediflla de ese capital está repre– sentada y reflejada en el interés social; si el empresario de – duce ese interés social para computar el beneficio líquido que ha de distribuirse entre él y el trabajo, y, si, además 196

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