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¿Cuál de ellos es más eficaz? . Dejemos lo c~suístico y miremos a la eficacia por sí del cap ital como capital y del trabajo como trabajo, que es lo que en la ordenación social ha de dar base firme y racio na– lidad a la ley. Porque. hay explotaciones en las que la eficacia mayor es de los bienes y recursos que el capital aporta, v. gr. , en maquinaria costosa que no exige sino un trabajo fácil y de pocos; y ha y explotaciones en las que el esfuerzo de los trabajadores y su numerosidad es lo más principal. Hay expl otaciones que necesitan un enorme capital pre– vio y hay explotaciones que. a base de un capital prestado , ellas y el trabajo se complementan económicamente y se redimen creando el capital propio. Y todo esto ha de tenerse en cuenta en la aplicación de los princip:os para una distribución justa de beneficios; pero el principio y la norma general no miran a lo casuístico. La eficacia del capital no es idéntica ni puede equiparar– se a la de la tierra y los bienes naturales que representa y aporta; de medo que no podemos guiarnos por eso para en– juic :ar sobre la eficacia del capital en la producción . En efecto solemos decir: « hemos comprado un bosque. un campo, una mina>; «este campo es mío o nuestro o de la sociedad ». La palabra mío y nuestro tienen una significación res– tring ida. En primer lugar, porque el que el dine ro represente a los bienes productivos es por convención; se trata de un convencionalismo que tenemos necesidad de aceptar como norma general y que, una vez aceptado y aplicado, origine relaciones de justicia en las mutuas transacciones y servicios. En segundo lugar, el capital en el mejor de los casos, es trabajo hecho y por eso es respetable, y procedente de re – laciones jurírucas a base de ese capital originado del trabajo. Y ¿qué trabajo humano puede crear un campo y darle una fecundidad radical, o un bosque o una mina o un río con ssu aguas en un desnivel que sirva para un salto de agua que nos dé una fuerza que tampoco crea al dinero? Los bienes naturales, su fecundidad y su utilizabilidad son creados por el Omnipotente y no son precio-estimables ; y esto es aplicable a los artefactos (maquirania, etc.). Tampoco al trabajo debe reconocérsele una eficacia que no tiene. Porque el trabajo no hace sino inducir modifica– ciones externas, que unas veces no son más que externas 183
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