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nalización; y si se necesita el concurso de todos los pueblos que constituyen un estado porque el éxito va ligado a la extensión de la cooperación , pueden coaligarse, para deter– minado s efec tos, las naciones de un Estado sin salir de la democracia. Excluída la estatificación, el solidarismo admite y reputa necesaria la internacio nalización en la ordenación social, in– ternacionalización compatible con la democracia : y de esto ya se ha tratado en la segunda parte. Lo que ocurre entre las naciones ocurre en el seno de cada Nación con algu nas explotaciones , y los productos so– breabund an en una zona y se necesitan para todos; y con explotacione s de tal volumen , que se hace necesaria la con– currencia de todos en el organismo social superior de la Nación. Mas en estas cosas , no nos sugestiona la mera utilidad, sino oue se mira a la necesidad y se cuenta con todos. Cierto es oue el Estado disp:::ne de qrandes recursos eco– nómico s p ,ua dar vitalidad y emp u je a las exp 1 otaciones. Los economistas desde su punto de vista enjuiciarán en es to; pero de sde el punto de vista social si el Estado aporta, las utilidades toman otros cauces que van a otros molinos. Es verdad que la prosparidad trasciende a todos y a lo social; pero tras:::iende cuando trasciende y cuando no se emplea malamente y en qastos d~ armamentos, en empeños morbo rns de imperialismo. De todos modos la5 autoridanes sociales puede n contar con recurso s económicos para las explotaciones nacionali– zadas . las cuale s no se acometerán si. son ruinosas o neligro– sas . fatán los Bancos sociales de las Confederaciones : y siendo, como serán , lucrativas, fácil es hallar dinero, V el mismo Estado oodrá prestarlo , !)Ues está i.nteresado en la pros neridad pública . Para la estatificac;ón !:e nodrá alenar oue el Estad.o tiene competencia para lo que influye en la prosperidad -pública. «Lo que prueba demasiado no prueba nada ». dicen los dialécticos; poraue de antecedentes verdaderos no se deri– van lógicamente consiguientes falsos y excesivos. Si el Estado ha de interve nir directa o inmediatamente en todo lo que influye en la orosperidad pública. sería redu– cidísimo y exiguo el campo de competencia de los privados 174

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