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tancias sino resolviendo e l problema ha de entender la So– ciedad de Naciones y ha de pensarse en emig raciones. 11 DE LOS EMIGRANTES Se trata de los emigrantes por falta de trabajo en su país o por nob le afán de desenvolvimiento o, en general, por motivos racionales . En cada región suele tene rse preferencia por determi– nados países para emigrar a ellos . Los emigrantes no pierden el derecho de vecindad; queda en suspenso hasta su retorno si no abdican de él; y esto aunque se vean en la necesidad de nacionalizarse en el país de inmigración . En Navarra, !cobre todo en la zona montañosa de habla vasca, es frecuente que los que emigraron y lograron enri – quecerse, conserven cariño intenso a su pueblo y retornen a él o lo visiten y que costeen me joramientos en su lugar natal, v. gr ., en edificios de escuelas y aun con dotación para los maestros, en magníficos frontones, en arreglo de calles y de carreteras, etc . Principalmente merecen solicitud paternal los que emi– gren por dificultades de trabajo y de desenvolvimiento, des– congestionando a su Municipio . La Confederación se cuidará de establecer y sostener un Centro de información para que acudan a él cuantos de– liberen sobre emigrar; en el cual se tendrán datos de la situación de los países de inmigración en todos aquellos aspectos que puedan interesar; aparte de los informes que se puedan adquirir, los vecinos que residan en un país al qu e emigraron, cuidarán de informar a la Confederación. Es conveniente que los de un Municipio o los de una región emigren al mismo país en cuanto sea posible, o a lu– gares en los que haya núcleo de emigrantes paisanos, y que allí se relacionen, se ayuden y sientan el calor de la patria y mantengan contacto con ella; procuren organizarse, nombrando un representante del municipio . Es decir que el vecino que emigra, ya que, como hemos dicho, no pierde su derecho de vecindad, se halla también 168
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