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€Slorbo, una triste nec esid ad impuesta por el consorcio de la razón con la sensib ilidad porq ue quien piensa es e l sensitivo . Tenemos que pensar en ocasiones contra el tonente de las exigencias de la imagin ación y en esos casos las imáge – nes acompañan borrosa y débilmente , medrosamente; po r ejemplo : cuand o demos tramos la rec ia reali dad de las subs– tancias €spirit uales; cuando las concebimos sin re lación con el esp3.c:o~ sin lccalizac ión en él y por lo tant o sin relación de distancias ni apiñamiento; cuando reconocemos que se hacen .presentes po r la operación sin e star en, cua ndo de – mos tramos que en ese sentido pue den {)asar de un punto a otro sin pas3.r -cor el med io, cuando decimos qu e el alma e stá teda en todo el cuerpo y toda en cada parte de él; estas concepciones no tienen l)OSible re .ore sentc1ción imaginativa porque la imagen sensible es extensa y de lo externo; con– cel::'r no es imaqinar. Leemos histc1ia, v. gr .. la de Julio César; ¿cóm o conoce – mos a e~e Emperadcr? Por c,nvergenc ia de datos abs trae– lamente ccnocidos por le s cua 'e, lo diferencio de todos los otrc1: hom bres; dato s abs trac lar iente conocidos de los que no tengo intuició n se ns ib le; con f"llos me forjo un Julio César y su his toria; un Tulio CéPar ::¡ue necesito represe ntárm e lo en conformidad con esos dato~ abstractos, no se nsibl es para m!; mas de la vPrdadera y ob jeliva rea lidad física no sé nada si no me ofrecen un retra to; se ~a pues, un convencio nalism o que, sin embarao . no ef arbi tr,"lrie dad. Así se mezda en e l ccnccimiento de hec hos sens-b les que ocurrieron. lo abs – trae!-:, e inteligible con lo ser ,ib le. con distinción entre lo u110 v lo otro . De no Eer aEÍ se para lizaría nues tro rnmsamien to v es ta- 1 iamcs incar,acita dos para el arl e, para las ciencia ,; y para la his toria. Para iluEtrar un poco más esto de las relac iones d e la imaginacién y el ent~ndimiento sin en trar en disq uisiciones y aspectos impro p ios del arnnto de esta obrita, acudo a un ejemplo. Si ponewos nn libro ab ier to an te la mirada de un cab a– llo . el animal ver á todo lo que de sensib le tienen las letras, verá l'l materialidad de los carac teres. Si lo po nemos an te un hon1bre que no conoce e l idioma P.n crue está m,critn e l lil:-ro. apreciará la belleza de la,; le tras . leerá las pa labrns , pe ro tampoco alcanzará a más . 15

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