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Coloquémonos en el punto de vista solidarista, que no deshecha sino que enfoca los distintos criterios expuestos que hemos discutido. Hay que fijar un ámbito de solidaridad para estos eiec – •.cs; puede ser el Municipio, perc en la complejidad y tra– bazón de produ cciones y actividades de la vida moderm ., e3a i;olidaridad debe ser o en la Federación o en la Confede– ración de Municipios. En ese wpuesto; la producción agrícola. pecuaria, in– du strial y de todo género de establecimi entos lucrativos es suficiente y más que suficiente para las necesidades de to– dos, de les propietarios, de los capitalistas, de los que traba– jan y de los que no pueden trabajar. o sea de los meneste-– rosos. Si el país no produce todas las cosas que necesita. pro– duce recursos para adquirirlas. Si se da insuficiencia de pro– ducción. el asunto es de los economistas. Les necesitados, o sea, los oue no pueden trabajar, y aquellos que no están en capacidad normal de trabajo, o cuyo trab ajo no puede ser suficientemente remun er ado, tie– nen derecho a los recursos de vida p::>rtítulo de necesidad; y de esto ya tratamos en los primeros capítulos de esta Ter– cera parte. Nos hallamos, pues, con dos factores uno es la propie– dad de tierra. de estab lecimien tos industriales, comerciales y en general lucrat ivos y en lo cual va implícito el capital; otro es el trab ajo en todas sus modalidades. De la doctrina expuesta en precedentes capí tulo s y q ue se ampliará y puntu'\liz'\rá en capítulos siguientes, se dedu – ce que :prescindiendo de lo casuístico, y mirando el asunto en su esencia llamando capital a toda s las prop iedades, no son determinables la eficacia relativa del capital y del tra– bajo en la producción, y oue ni hemos de poner al capital sobre el trabajo ni al trabajo sobre el capital. Luego las utilidades. frutos y beneficios. o sea la produc– ción deben repartirse entre el capital y el trabajo , como nor– ma general cuya aplicación exige ciertas restricciones co– mo veremos. Y cuando nos referirnos al trab ajo, nos referimos al tra– bajo como tal. o sea . a todos los trabajado res, por motivos que se expondrán en su luqar, sea la que sea la eficacia in- mediata y · directa del trabajo. - La distribución de beneficios a los trabajadores, se hace 142
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