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tanto yo te mando, dice el Señor tu Dios, que abras la mano al hermano menesteroso y pobre que mora con tigo en la tierra ». En el capítulo XIV se establece su diezmo trienal que viene a ser precisamente , la asistencia a las familias deshe– redadas y pobres; dke así: «Y de tres en tres afies separarás otro diezmo de todo lo que naciere en aquel tiempo (cereales, vino, ganado y to– da producción ) y lo reservarás dentro de tus puertas (sin lle– varlo al Santuario ni sacarlo de las puertas de tu ciudad ) y vendrá el levita que no tiene p3rte ni heredad contigo (no se repartieron tierras a los Levitas ) y el huérfano y la viu– da que está dentro de tus puertas (en la ciudad) y comerán y se saciarán (tomando cuanto necesita n para su subsistencia saciándose o, como diríamos, abasteciéndose). Se destina, pues, a los pobres el 3.33 por cien de la pro– ducción total anual: a eso equiva le; y hoy sería no de esos bienes en es pecie, sino de toda clase de rendimientos. Nótese que Moisés en esta y en otras ordenanzas socia – les, establece la solidaridad entre los de dentro de las puer– tas de la ciudad, o sea, en lo que llamaríamos Municipio. La parte que de los frutos llevados al Santuario había de consumirse en banquetear allí. era para la familia y para el levita «que está dentro de tus puertas ». En el cap ~tulo XV establece una solidaridad que ilumina el campo social. « Si uno de tus hermanos que está dentro de las puertas de la ciudad viniese a pobreza ... no endurecerás tu corazón ni cerrarás tu mano, sino que la abrirás al pobre y le darás prestado lo que vieres quti él ha menester». «El año séptimo harás la remisión. Aquel a quien su amigo o prójimo o hermano debe alguna cosa no podrá re– petir la (o exigirla). La exigirás del peregrino o extranjero. mas no tendrás derecho a repetirla de tu ciudadano o pa– riente », y si es pobre se le perdonará la deuda. En el séptimo año se dejaba descansar la tierra y los frutos espontáneos eran para todos (dueño y no dueños) siendo vecinos. Legislaba Moisés en el desierto, caminando el pueblo hebreo a la tierra prometida en la que se había de hacer y se hizo el reparto de fincas por tribus y familias. Hemos dicho que no es misión del poder público del 123

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