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les hemos abdicado los que hemos entregado a nuestros her– ma nos miserables . Se apela hoy, también, a seguros de vida; y no me ex– trafi.a que as 5 se haga, cuando no se cuenta con la organi – zación natural, con la democracia, con los Municipios, sino con una colectividad amplísima en cuyo vértice converge n todos sin mutuas relaciones directas, en un ambiente de frialdad de zonas polares; cuando no se cuenta con una in– formacién concreta y exacta de la situación de los pobres y con una adaptación y justeza que sólo ent re vecinos puede establecerse. El seguro sirve muchísimo p.,na cubrir riesgos, para di- 1uir el ~iniestro o la contingencia adversa entre los que se asocian pagando primas más o menos elevadas. El padre de familia que cobra un elevado sueldo, pero que puede fallecer o verse privado de esos ingresos antes de hacer un C3.pital para los suyos, desglosa de su sueldo una cantidad periódica y la adjunta a la que otros de parec idas circuns– tancias desglosan, y se pone al abrigo de una catástrofe familiar. Pero en el asunto de que tratamos las familias pobres o que viven del trabajo, no pu eden pagar primas elevadas ni no elevadas, y como el seguro no tiene la virtud de extraer dinero de donde no hay dinero, éste tiene que salir de los que lo tienen o de empresas y operaciones lucrativas de capi tal acumulado y , por fin y al cabo , de valores creados no po r los pobres que poco o nada pueden aportar. Mas si el seguro es para cubrir riesgos . nótese que aq uí no se trata de riesgos ; la necesidad de los débiles no es un riesgo, es un hecho natural ine ludible y fijo ; es una deficien– cia nat ural con la que se cuenta siempre y que debe reme– diarse naturalmente y no por recursos artificiosos de cálculos y combinaciones ; estos recursos suponen que no exis te en la comunidad de familias la estricta obligación de mu tua asistencia, y por puro convencionalismo, se acud e a un pago de primas que, o es una mentira, si las pagan los pobres , o es innecesaria si las han de pagar los que poseen, porque o lo que se da al pobre es insuficiente o el sacrificio de los que aportan no es menor que en la directa contribución . Si en una zona hay más pobres que en otra o menos ricos no hacen falta seguros para el equilibrio; basta la solidarida d entre Municipios, sensata y orientadamente establecida; ad– virtiendo que, si esta solidaridad es a ciegas en un rad io 119

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