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y de su es¡::iritual:dad , lo cual es estar como quien dice al servicio de Dios mismo a -.;uien el hombre, contemplando la grandeza del Universo, reccnoce, agradece y ama. Es la expansión genercsa de la bcndad comunicativa de Dios. Auscultemos en el hombre : C} Admi rable y misteriosa es la síntesis que se da en la naturaleza v en e l ser natural, de cos as tan opuestas como la variabilidad y la certeza en los procesos, la fugacidad de los fenómenos y la ley que los rige, lo existencial y lo esen – cial. Admirable es también la armonía y conciliación de la utilidad y la belleza. Pero más admirable y misterioso es el consorcio de la sensibilidad y de la inteligencia en el hom– bre, constituyendo ambas un solo sujeto de ser específico, de receptibilidad y de actividades. Reflexionemos. En la sensación y en las representacio– ne .;;se nsib les de la imaginación todo es procesos orgánicos, determinaciones orgánicas, materiales, con individuación material, extensas y de lo e xtenso , localizadas en el espacio, realizadas con una durac ión sucesiva (cuya medida es el tiempo ) y en la que el «ahora » es un indivisible que fluye haciéndose pasado lo que era futuro; un indivisible que es negaci ón de duración de lo que pertenece al tiempo, como el punto matemático es negació n de cuantidad de lo que pertenece a lo continuo. La sen sibili dad (nótese bien ) como función orgánica no puede flotar sobre el aquí y el ahora; la afecc ión sensitiva es esto material; lleva esencialmente concreción material: por lo cual el ape tito que engendra el conocimiento o percépción sensi tiva de algo que es co.ivenie nte, lleva un determinis– mo (tendencia a algo uno concreto) que está en el polo op uesto de la libertad y de la responsabilidad; por eso los animales brutos ob edecen ineludiblemente a sus sensaciones y a sus instintos. La sensación, la función del órgano no es más, no pue– de más . Mas ¿qué ocurre en el hombre? El hombre es sensitivo y nec~sita de sus re:i;resenta– ciones sensibles. pero tiene conciencia, se ve a s1 mismo como principio y sujeto, invariable en sí. de las afecciones, recepciones y actos que se suceden, y dice: yo veo, yo oigo, 10

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