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bienes y las facultades que recibieron de Dios, Padre de los que ni poseen nada n i pueden trabajar. Mientras no se cumpla esa obligación, o mientras se cumpla con ~na taca – ñería que no responde a la espléndida generos idad de l Creador, fracasarán todos los intentos de ordenación social y de paz. porque gravita sobre la colectividad, la indig nación y el enojo de Dios, su maldición. En lo socia l la soberana es la necesidad que da el su – premo dere cho y e n la que radican todos los derechos; la prop iedad de bienes productivos , cuanto se construya sobr e ellos por el trabajo, se origina de la ocupación de lo que no produ jo el que posee o trabaja, aprovechand o las propie – dades nat urales de las cosas, con faculta des que, radical – men te, tambié n son gratui tamente recibidas del Creador; la aplicac ión de nuestras actividades a lo que no se produjo es legítima por título de necesida d; todos somos mendigos de Dios, y por mucho que traba jemos y prosperemo s, no sali– mos de la mendicidad; si nos sob ra algo y si dejamos inasis– lidos a los que no poseen ni puede n trabajar, a los que nece sitan de las cosas qu e u tilizamos a título de nece– sidad y de las que no necesitamos ya, incurrimos e n una gravísima injust icia. alzándonos con lo que no es nuestro, porq ue es para los necesitados . Nadie ha e'.egido sexo; tal como está constituí da la na– turalez3. del hombre, tiene que haber mujeres , enfermos, an– cianos , huérfanos , inca paci tados para flotar en la vida; tenerlos en si tuación de infer ior idad , de abandono, de pri – vaciones, de inseg uridad. es un crimen; tienen derecho a una subsis tencia deco rosa y verdaderamente humana; los fuer tes deben , por justicia, acog er y amparar a los débiles, y hay obligación de organizar esa asistencia, según criterios de justicia. Ahora bien; las necesidades del indiv iduo tienen su re 11:edio en la familia, en el seno del hogar ; así es, por im– posición de la na tura leza; en la familia se da un a solidaridad bella y perfec ta; en el hogar se acude a las necesid ades y miserias en que puede incurrir un famil iar, y se acude con sacrificios heroico s, dulcificados por el amor ; como quedó d icho, la fam ilia es la obra bella, consiste nte y robust a de Dios . En ninguna parte se halla mejor v. gr. un enfermo. que en el seno de su hog ar, en el que se le pro digan deli– cadas so licitudes; en algunos casos podrá ser que convenga que sa lga del hogar, por tratars e de cie rtas enfermedades

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