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(O ropa, co1no si esta hubiese olvidado que desde que to n1Ó las riendas del poder se han renovado consc2.nten1cnte Euerras o terribles, i las fuentes de la pro.speridad pública se han agotado en todos los países SOll1Ctidos a SUinfluenci8., O COli lO si pu– OÍCSC caer en el absurdo de itnaginar que es capaz Buonaparte de desprenderse de .susn1~1xi1nas invariablen1enteobservadas. La España no necesita pedir lecciones a nadie; en sus funestos desengaños las tiene harto instrucrivas. Con dos suertes de guerra ha sido afligida por Bnonaparte: l1asta el afio de I 808 la hizo á sn digni– dad, a los tesoros, a las eseu adras i a los egércitos espaii.oles, haciéndolos servirá. sus designios; Í a esto llan1Óan1istadeste aliado estern1inador. Y para qne nadie se fiase en las seguridades de la gratitud, el 111is1110 aiio cgercit6 en Bayona las n1aqui– nacioncs bien conocidJs del público: des– pues para sostener la obra 111as atroz de la perfidia i de la violencia dcrra1nó la