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razon y la justicia recobran su imperio! Ya gracias á Jd cunstirncion empie zan á regirnos las subias lc..– yts que han de hactr fe liz nuestra amada patria , ellas nos conceJen la facultad de poder man1frscar sin tem or, nu es tro modo de pensa r, y permiten la li berta d modera el a de la Impn :nta, pa ra que po r su medio expresemos nuestras ideas, dirigiendolas al bi en gener .. d y partku lar de todos sus conciuJadano~. Confrstmos que asi á vm1. como á su.., favo rit L,S se ks acertó en el magro, y les dutll!; tenga vmc. p:icitncia, que ha1 to la hemos t en ido , y el temor, la fu(:rza, la irijuslicia, nos la hnn hecho sufr ir con rc :,,ignaci 0n. El c.lcfensur y yo, no ip;noramos que la consli tu– cion 110 tratl <le Junta CubL'rnativa, solo si, de Di– puwcion <l\! Provincia, mas por e~n, no dejaremos de insi stir, en qu e dicha junta es muy m:.il nom – bra d a por cuanto no habia neces idad de ella . ~ No hubi e ra sido mas sencillo, no hubiera sido m3,s acertado, no hubiera sido mejor admitido de toda la provincia, y no hubiera sido fina lmente un poqui– to mas pruJent~, el que al momento de publicada la constitucio~1, se hubiese obraJo como en Madrid, es cl-.!cir , nom brando e l mism0 Ayuntamiento cons• tit11cional qu e teníamo s el aiío 1814. co n el mismo Gt!fe Polit.ico D. M. Es cud ero, sin acordarse de forasteros transeuntes ~ ( hablo del Señor Quintan~

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