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. S,tnFranci/cb Xa~l1r. 10.9 tes' derpues de larga o~acion,porbreves inftantes, reclino Ja ca'befa fobre el duro canto, de aquel tan reaalado lecho. Vieronle affi mifmo otras vezcs; paífar toda la noche en fuperior cxtafi de oracion profunda; las manos en alto ,.las rodillas en tierra, los ojos, y los cuy dados en el cido. C9tnpadecialfc Francifco de las culpas de Ma– laca: intentava con fu penitencia vencerlas, y cclcf– tial retorico de efpiritu, ponía por medianera a la oracion ; para que ,le perfuadie!fc humana Mifcri– cordia,a la divina Iufticia. ~i cn duda qu e avia de confegnirlo? Porc.1t1e es la Oracion Arma tan pod crofa, y futil, que pcne trá– do a Dios, yere al Demonio ; Arrillcria tan fuerte, que de(de la tierra, abre brecha en el cielo ; Memo– rial de tan buen defpacho, que no le pueden dezil· no ay lugar , porque Dios efta en todos ; ni acuerdelo adelante: porque el que ruega orando, al– can~acorriendo. La repercuíion de la voz, haze ha– blar a la peña,ecos de blandura;el eco de la or.1cion, haze promulgar a la juílicia, vozes de mifericor– dia . La muficade David, domina vaen los tormen– tos de Saul; la armonia de la oracion, impera en los defconciertos de Luzbel. El que trata con aromas, respira fragancias; el que orando trata con Dios , a!ienta divinidades • Ayre viral del jufto es la ora– c!on; el corafon fin ayre~ no vive; Iá'vinud íin ora: ~1(?11,mu~~~~ . - De

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