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90 EL Peregr,·noAtlante. Chrifto. No teme las defoudas fangrien tas hojas,el que íabe no fe mueve la hoja fin la voluntad de Dios. No ledcíl:rofan las balas de la Muerte , al que dcf– prccia la bola del Mundo. No le atierra la polvora del combatc,al que tiene por Muro el polv0 del ca.. nocímicnto. Ni teme que caído ble pifcn los cava~ llos; el jufto que fin caer pifa las dhellas. Porque, que importa le afofte la fangre vertida en la Campa– ña,fi le defiende la mejor fangre derram1da en la Cruz.?~e importa le atemorizen cañones de yerro, fi en fcgura vida goza íiglos de oro ? ~e fe le da le circuyan bocas de fuego , íi le han de coronar len• guas de efplendor? Y finalmente, que importa le fi. ticn las plumas de las flechas,íi le defienden las alas de los Angeles? El Tiempo,y yo a otros dos, dixo el Prudent e: Dios,y yo a todos dizc el San ro. H uycron confuíos los Badagas, rcfpiraron libres los Macoas,retiraronfe los temores, y enbiíl:ieron á Xavier los aplaufos.Crecieron por toda la India fo– bre las Palmas de eíl:avitoria las veneraciones de fu nombre, y aquellos redimidos fieles admirados del fuceílo, y effenrosdel peligro íe hallaron otra vez,fi libres por la defcnfa, cautivos por la obli gacion.El Rey de aquellas . gentes atonito enere el p,llino, y el agradecimíéto mand9 pregonar por fus tierras obe– decielTentodos como ~i (u Reéil perfona al g,ran Pa– ,J,re, que eífc nombrc davan al que en los trofeos era el gran Capítan• Pero

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